Buenos Aires. Alberto Fernández tiene definiciones clave a partir de la guerra desatada por Putin que incidirán en la economía y la política del país; los vínculos con la comunidad mundial.
La guerra desatada por Rusia en Ucrania no tiene final inmediato a la vista y desató un abanico tan amplio de incertidumbre política y económica que los escenarios sobre los efectos concretos en la Argentina son tan múltiples como diversos para la administración de Alberto Fernández.
Tanto en el gobierno de Alberto Fernández como en la oposición o entre analistas internacionales se empezaron a esbozar lo que pueden ser los siguientes cinco tableros posibles para el futuro argentino tras la guerra en Ucrania:
1-ACUERDOS CON RUSIA. En el gobierno están convencidos de que los acuerdos que selló Alberto Fernández con Putin en el reciente encuentro en Moscú no caerán. Según pudo saber El Cronista, el embajador argentino en Rusia, Eduardo Zuain, le transmitió en las últimas horas al canciller Santiago Cafiero, que los proyectos de inversión en energía, venta de ferrocarriles, infraestructura y energía nuclear «permanecen intactos» por ahora.
Es más. Aunque no lo digan abiertamente, algunos referentes del kirchnerismo creen que si Rusia sale fortalecida de esta guerra las inversiones en la Argentina serán mayores por haberse mantenido aliados. El ala pro ruso del gobierno liderado por Cristina Kirchner bregará por mantener intacta la «alianza estratégica» con Moscú.
Para el ex embajador argentino, Felipe Fridman, «la guerra borra de un plumazo las expectativas del gobierno de recibir inversiones rusas». Es lo que opina la mayor parte de la Cancillería y los referentes de la oposición. Estas apreciaciones se basan en datos concretos: las reservas del Banco Central Ruso y los límites de acción de Moscú dejarán muy debilitado a Putin tras esta guerra altamente costosa para el Kremlin.
2-SANCIONES Y COMODITIES. Las sanciones económicas que Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, el Reino Unido y otras potencias aplicarán a Rusia generarán al entender de algunos funcionarios del gobierno «una ventana de oportunidades». Es decir, que en el gobierno creen que Rusia podrá comprar más granos o carne a la Argentina que hoy les compra a países europeos. Y como adelantó el jueves pasado El Cronista, por el momento la Casa Rosada siquiera piensa en aplicar sanciones económicas a Putin.
«Las medidas de boicot europeo sobre Rusia abren algunas posibilidades para el intercambio comercial entre los países de Mercosur en materia de energía y también de alimentos», sostuvo Eduardo Sigal del Frente Grande y alineado al Instituto Patria.
Diego Guelar, ex embajador de Macri en China abona esta hipótesis: «El precio de los commodities alimenticios se elevarán y eso nos beneficiará en el corto plazo», dijo a El Cronista.
Algo similar opinó el embajador Julio Lascano y Vedia, quien cumplió misiones diplomáticas en Cuba, México, Angola y Nigeria. «Rusia se va a beneficiar de países como Argentina ya que tiene una relación histórica y donde nuestro país ganaría en la venta de alimentos», dijo.
Sin embargo, es cierto, como dice el ex embajador argentino en Rusia, Ricardo Lagorio que «el comercio de Argentina y Rusia no es muy importante». Se trata de no más de no más de 850 millones de dólares anuales según datos de la Cámara de Comercio Rusia-Argentina.
3-PRECIO DEL PETROLEO Y GAS. En paralelo al comercio de granos la Argentina sufrirá los embates del alza de precios del petróleo y el gas por el boicot a Rusia en la guerra. Desde la Secretaría de Energía que lidera Daniel Martínez siguen de cerca los acontecimientos bélicos en Ucrania y hay preocupación.
No es casual: en los primeros días de enfrentamientos en Ucrania el gas natural se disparó un 30% mientras que el barril de petróleo superó los 100 dólares. Y esto recién empieza. Esto preocupa mucho al gobierno cuando necesitará importar gas en invierno y dependerá del precio del crudo para redefinir su esquema de subsidios en el transporte público.
«Argentina sufrirá como importadora de Gas Natural Licuado y tendrá un fuerte impacto negativo por el violento aumento de los precios internacionales del gas que se da a consecuencia del conflicto. El impacto irá en aumento a medida que crezca la demanda por el cambio de estación», dijo a El Cronista Irma Arguello, especialista en política energética y analista internacional.
Es decir, que tarde o temprano, el impacto en la Argentina de los precios del gas y el crudo serán muy fuertes en la economía y las metas de déficit o recortes de subsidios que se impuso el ministro Martín Guzmán. para este año.
4-ACUERDO CON EL FMI. La posición zigzagueante de la Argentina frente a la embestida de Rusia en Ucrania está siendo mirada con lupa desde Washington y no es un tema menor para que el acuerdo con el FMI llegue a buen puerto.
Es cierto, como publicó El Cronista, que a esta altura el acuerdo es un hecho. Pero podrían existir cambios en las evaluaciones trimestrales, atadas al escenario internacional. Y esas evaluaciones dependerán de los directores del FMI cuyos países tienen un rol preponderante en el curso de la guerra.
Estados Unidos, Japón y la UE han expuesta una dura condena a Rusia con sanciones económicas. Alberto Fernández optó por cuestionar el uso militar como resolución de conflictos, pero evitó una condena en la OEA y el kirchnerismo duro incluida Cristina Kirchner se mantiene en un silencio cómplice ante el avance militar de Putin.
El embajador Lagorio al igual que muchos referentes de la oposición creen la Argentina como presidente pro témpore de la CELAC debería dar una señal más contundente a nivel regional contra Rusia y mantener el principio de defensa de la soberanía de Ucrania. Pero por ahora la Argentina no va a dar ese paso. Y el ala pro rusa del oficialismo que cree que «se deben respetar los límites occidentales de la OTAN» y en ello hay un cuestionamiento velado a los principales países que integran el directorio del FMI.
5-NUEVO ORDEN MUNDIAL. Está claro que después de la guerra en Ucrania se redefinirá un nuevo orden mundial donde la Argentina tendrá que elegir a sus futuros socios de una manera más selectiva y precisa.
La estrategia diplomática de Alberto Fernández de coquetear con Rusia y China en paralelo a la Unión Europea y Estados Unidos tendrá sus limitaciones en la realpolitik de la diplomacia.
Una alianza con Rusia y China puede implicar para la Argentina un eventual deterioro a futuro de las relaciones con Washington y la Unión Europea.
Algo de ello dejaron a entrever esta semana los embajadores de la UE, Estados Unidos y el Reino Unido que se acercaron al Encargado de Negocios de Ucrania en Buenos Aires, Sergiy Nebrat para rechazar las acciones militares de Rusia.
En el documento que firmaron esos embajadores aclararon: «Destacamos la importancia de que la Argentina, como presidencia del Consejo de Derechos Humanos, continúe defendiendo los derechos humanos y los principios consagrados en la carta de Naciones Unidas, en particular la defensa de la integridad territorial de Ucrania y el rechazo al uso de la fuerza».
Es decir, no se podrá estar bien con Dios y con el diablo en los nuevos lineamientos del orden mundial después de la guerra en Ucrania.