Sáenz Peña. Era Secretario del Concejo Municipal, y falleció mientras dormía, producto de un paro cardíaco. Innumerables muestras de dolor y tristeza al despedir a «un todo terreno» con características propias marcado por la generosidad.
Héctor Horacio «Quito» Martínez fue encontrado sin vida en la siesta del sábado en su domicilio por uno de sus allegados. Su familia estaba de viaje, según se supo.
El audio de WhatsApp que el concejal Horacio Maglio envió en horas de la siesta dejó helados a todos en el ámbito político e institucional. La noticia era tan increíble como inexplicable. «Estimados, lamento comunicarles que falleció el amigo Quito»,se escucha la voz quebrada del concejal y amigo. «Estamos acá en su casa, se ve que le dio un infarto ayer -por el viernes a la noche- mientras descansaba. Buenos, estamos acá en su casa, esta Gustavo, esta Rafa, les aviso a los que todavía no están enterados. Lamento mucho darles esta noticia», finaliza el audio que en 31 segundos sacudió a todos.
Inmediatamente las muestras de congoja y de solidaridad para con su esposa e hijos aparecieron desde todos los ámbitos. Pedro Egea, presidente del Concejo Municipal, al igual que los ediles de ambos bloques legislativos, pidieron acompañamiento a la familia y solicitaban que eleven una oración por su eterno descanso.
La intendencia difundió un comunicado con las condolencias del intendente Cipolini. “Con profundo dolor, el intendente de la ciudad de Sáenz Peña, contador Gerardo Cipolini, participa el fallecimiento de Héctor Horacio “Quito” Martínez, secretario del Concejo Deliberante Municipal. El Intendente hace llegar a su esposa e hijos sus más sentidas condolecías, elevando una oración para que Dios les brinde consuelo en este difícil momento”, expresaba el comunicado.
El velatorio de realizó en una céntrica sala. Las muestras de sorpresa, dolor e incredulidad,llegaban desde todos lados, particularmente las redes sociales donde se destacaba su personalidad cariñosa y generosa, y su militancia socialista.
Su paso por la vida terrena no fue en vano, y los testimonios que destacaron su generosidad política, optimismo, alegría, ganas de vivir y su predisposición para el trabajo, dejo constancia de quién fue en vida.
El edil MC Daniel Monti lo despidió como “un amigo que me dio la vida hace 20 años”. Señaló además «los años de amistad, el amor por la música, por la política», destacó «su personalidad y la persona de bien que era en todos los aspectos».
Cuando el cortejo fúnebre partió para llevar su cuerpo a su última morada, hizo un alto en el Concejo Municipal y allí el presidente del cuerpo legislativo Pedro Egea, los ediles Dante Moreira, Jorge Gooy, Vilma Sluzar y Marisa Aguirre, además de integrantes del personal del Concejo, dieron el ultimo adiós.
La ausencia de «Quito» se hará notar, y mucho en las sesiones. Había asumido como Secretario del Concejo Municipal en 2002 y se desempeñó como tal hasta la actualidad. Cuando se destaca aspectos de su personalidad como «un todo terreno», en política, en el ámbito legislativo, era como una suerte de «décimo concejal».
Se lo extrañará en esa mesa en que se apuntaban detalles finos de las campañas electorales. Para los entrenadores de fútbol la función del «doble 8» es la que deja marcado en la acción el abarcar mucho campo, tanto en tareas ofensivas como defensivas. El «Gordo», como le decían afectuosamente sus amigos, tenía algo de eso.
En cuanto a su amor por la música, junto a profesionales del medio había formado una banda con la que hacían música del recuerdo, por hobby: Dhe Tabas Boy’s. Participaban de cenas benéficas con sus shows para que las entidades junten algo de dinero. Llegaban, pagaban sus tarjetas, lo que comían y bebían, tocaban, la pasaban bien, hacían algo pensando en el otro disfrutando de la música, y «Quito» le ponía ritmo con la batería.
Las innumerables muestras de dolor, asombro y tristeza, aún días después de su repentina partida se siguen generando. Sus amigos de la vida lo extrañarán sin medidas. Y quienes pasen por el lugar habitual donde se lo encontraba, extrañaran el saludo característico: «que haces, queriiiiido».