Sáenz Peña. Este lunes dialogó con LT16 para contar su historia y pedir que lo ayuden en su búsqueda. Nació un 14 de marzo de 1993 y fue dado en adopción tres días después.
En la fotografía, que la tomamos prestada del facebook (https://web.facebook.com/hugoandresalejandro.patel?fref=ts) se muestra cuando niño junto a su mama del corazón, Isidora Patel quien según Alejandro «es la persona más maravillosa que la vida le obsequió».
Según narro al contar su historia su madre biológica podría ser oriunda de Santiago del Estero y cuando lo dio a luz trabajaba en Buenos Aires, pero decidió llegar a Sáenz Peña para parir en el Hospital 4 de Junio, donde se conoció con una tia de Isidora, la mujer que lo adoptaría y lo criaría.
A los 13 años perdió a su madre adoptiva, pero pese a eso la vida le dio oportunidades para que Alejandro Patel se revele como un estudiante y docente brillante al punto de ser elegido uno de los Diez Jóvenes Sobresalientes del 2016 en Argentina.
En su diálogo con LT 16 AM 950 comentó que Isidora, empleada doméstica que lo adoptó como madre soltera, falleció de manera abrupta a los 60 días de haberse mudado ambos a Córdoba, donde esperaban iniciar una nueva vida tras haber perdido todo en su Saenz Peña natal.
A pesar de la pérdida, Alejandro siguió combinando trabajo con estudio y consiguió una beca y gracias a su esfuerzo y la solidaridad de muchos de sus docentes y preceptores que lo ayudaron al punto de llevarlo a vivir con sus familias, pudo terminar la secundaria como abanderado y comenzar la universidad.
«Mi madre biológica trabajaba como empleada doméstica en Buenos Aires, pero me fue a tener a Chaco para que su familia no se enterara, y estimamos que en realidad era oriunda de Santiago del Estero. Si pudiera tener un nombre el 50% de mi búsqueda estaría casi resuelta. La busco para darle gracias por darme la vida, seguramente las circunstancias la llevaron a tomar la difícil decisión de no dejarme con ella, pero puedo haber abortado y no lo hizo, y le agradezco por ello, y tengo la necesidad de agradecerle en persona y cerrar un círculo «, explicó Alejandro.
Comentó que el nació un 14 de marzo, y que permaneció junto a su madre biológica hasta el 17. Durante la internación post parto, la casualidad hizo que en la cama de al lado se encontrara la cuñada de Isidora, a quien su madre biológica le ofreció entregarle el niño. «Mi tía le dijo que no podía, pero le preguntó a otros de mi familia y mi mamá Isidora se animó a adoptarme», contó. Para él Isidora «fue la mujer más maravillosa que me regaló la vida» dice y señala que «hizo todo para que yo pudiera seguir estudiando».
«Cuando fuimos a Córdoba yo empecé a trabajar en una carnicería y a estudiar en la secundaria en el IPET 250 Bialet Massé, que es donde ahora enseño. Al principio no me gustaba porque se reían de mi tonada, pero cuando a los dos meses mi mamá falleció de un derrame cerebral, pasó a ser como mi casa», explicó. «Los profes sabían que yo no estaba cómodo con los tíos y pasaron a ser como mi mamá dividida en muchos pedacitos. Con tanto esfuerzo puesto en mí, yo no podía bajar los brazos», contó en su relato.
Mencionó que en tercer año obtuvo una beca del Fondo de Becas para Estudiantes (FONBEC) al sacar «el mejor promedio de la provincia», y ese logro se fue repitiendo cada año. Sintió la necesidad de devolver al colegio algo de lo que le había dado: dio clases de apoyo y formó el primer coro de la institución educativa, que continúa hasta hoy.
En sexto y último año de secundaria, y Alejandro se fue a vivir con un preceptor, su esposa y sus dos hijos mayores, «me trataron como uno más de la familia», dice. En 2014 lo llamaron de su querido IPET para decirle que había sido designado como profesor de enseñanzas prácticas de Electrónica Digital 2 y estaría al frente de chicos apenas menores que él. «Fue uno de los días más felices de mi vida, sentía que el corazón no me entraban en el pecho», le dijo esta tarde al programa «Voces de la Jornada» de LT16.
Fue elegido Docente Destacado 2015 por el Gobierno de Córdoba y uno de los 10 Jóvenes Sobresalientes de Argentina de la Cámara Junior Internacional (JCI), además de sumar junto a sus estudiantes «proyectos electrónicos con fines sociales» diseñados en sus clases, como la «Ripellera para no videntes», un sistema de sensores ultrasónicos para ciegos que permite caminar sin bastón.
Hoy en día, para cerrar un ciclo, Alejandro tiene como meta dar con su mamá biológica. «No tengo rencores ni reproches porque vaya a saber cómo sería la situación cuando me dio en adopción. Yo sólo quiero conocer mis orígenes y, si la encuentro, voy a agradecerle porque soy muy feliz y no me hubiera querido perder una vida como ésta. Ella pudo abortar, pero no lo hizo, y buscó con mi mama Isidora que yo tenga una oportunidad», concluyó.