21 octubre, 2024

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El portal de periodismo de Sáenz Peña, Chaco

Advierten al jefe de Policía de un negocio que sería un centro de distribución narco y mencionan a un funcionario

Sáenz Peña. El debate se dio, ante el cansancio y la inacción, en un grupo que periodistas comparten con el jefe de la Policía del Chaco Fernando Romero y creado por éste último. El lugar identificado como «narcoparrilla» salpicaría a un funcionario saenzpeñense a quien lo sindican como «uno de los jefes».

El tema ya no es secreto, mas bien se vocea pero por lo bajo, y eso hace sospechar si hay protección política y hasta policial para estos casos. Algunos consultados recuerdan que es un caso parecido a la Whiskería que en la rotonda solía regentear el ya fallecido Pollo Del Giorgio o el conventillo que hace algunos años también tenía Nenin en calle 21 cerca de los negocios de quienes  conducían Cámara de Comercio y Fechaco, todos se hacían los desentendidos y miraban para otro lado.

Hoy muy fuerte se habla de un búnker escondido detrás de lo que se considera «una narcoparrilla». Se dice que los remiseros cuentan que traen compradores desde el interior provincial. Y que las ventas sucederían a plena luz del día, a penas pasadas las 18.00 horas.

Según las críticas presentadas al jefe de la Policía del Caco se trataría de una banda delictiva con varios jefes pero individualizan a uno en particular «Cristian R». El priccipal responsable de la Policía dice tener todo «vigilado», pero…

¿Ante denuncias como están por qué los fiscales saenzpeñenses, puestos por la política, a dedo, con la bendición de algún funcionario de turno, no se animan a hacer una investigación seria?

¿Por qué la Policía, incluyendo a jefes que son vecinos criados y oriundos de Sáenz Peña misma, no son capaces de desmantelar este tipo de situaciones y sí promocionan cinematográficamente cuando cae algún diler con 5 o 6 bochitas en la mochila?

¿Acaso hay protección para ciertos personajes en que están enquistados en la función pública y que jamás supieron de controles en sus negocios de la noche cuando a otros comerciantes no los dejan trabajar?

¿Será que la sociedad ya se olvidó de la balacera entre narcos en la vereda de un bar que jamás supo de controles porque se trataba del negocio de un funcionario local? Aparentemente se estaría ante el mismo personaje en esta oportunidad, quien además de coordinar algún programa comunal hoy en día está fuertemente vinculado a las acciones en el interior de un Ministerio provincial.

¿Qué pasaría si, con las elecciones legislativas encima, por desinteligencia o porque se creen tan impunes y se ceban, una causa narco aflora en la Termal y las investigaciones salpican a los candidatos o al intendente o al gobernador mismo?

Seguramente la culpabilidad recaerá en la prensa y los comunicadores, a quienes la política ligeramente tilda de amarillistas, pero quienes abrazan la política no enjugan sus acciones en la decencia (recato, honestidad, modestia) que deberían guardar al servicio de la sociedad y por el contrario creen, en algunos casos y en particular los funcionarios elegidos a dedo (es decir aquellos que no fueron votados) tener carta blanca para todo.

Se sigue esperando por una Justicia imparcial, y por un poder político realmente bañado de honestidad, porque entre los funcionarios que hacen de la noche un antro de negocios vidriosos, y se sientes protegidos hoy, y el accionar de algunos pseudos dirigentes sociales encerrados tras las rejas no hay diferencia. Lo inmoral es inmoral sin importar el sello partidario.

 

 

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