Resistencia. José Mongeló, Gustavo Martínez, Domingo Peppo, realizaron días atrás hicieron un congreso en el Club Social y Deportivo de Fontana. Sirvió para marcar que siguen distanciados de Capitanich, pero tampoco aportan autocrítica. Ahora armaron otro espacio reinventado llamado Militantes por el Chaco y «convocan a renovar la esperanza y unir al peronismo por un futuro más justo».
Si bien se llaman «organizaciones internas del peronismo chaqueño», lo cierto es que la mayoría se constituyó como partido y fue por fuera del PJ en las últimas elecciones, buscando «negociar» el poder con Capitanich. Anunciaron un cronograma de espacios de participación de la militancia en distintos puntos de la provincia.
“Debemos entender que el peronismo, malinterpretado, ha permitido la irrupción de especuladores y oportunistas que lo utilizan como instrumento para ambiciones personales, en lugar de servir a los intereses colectivos”, expresó Hugo Acevedo.
Por su parte, José Mongelo, ex director del Banco del Chaco en la gestión de Peppo, habló “a preparar el renacer de la Patria, y hasta parafraseó al Papa Francisco diciendo «o nos salvamos todos o no se salva nadie».
Leyeron un documento firmado por las agrupaciones Justicialista José Hernández, Siglo XXI, Confluencia Militante, Corriente de Expresión Peronista, Espacio Bicentenario, Esperanza Joven, Más Chaco, Militancia Unida Justicialista, Movimiento Norte Grande, Proyecto Cívico y Social y Todos Unidos, todos sellos de goma que no tuvieron performance electoral ya que ni siquiera consiguieron un diputado, lo que habla a las claras que el único fin fue «negociar el poder» y se encontraron con un Capitanich que no dialogó con nadie.
En el comunicado hablan de no haber logrado derrotar la pobreza estructural ni generar las condiciones necesarias para la creación de empleo, ni activar de manera definitiva el aparato productivo industrial, ni haber tenido la capacidad de brindar la contención social adecuada a los sectores más vulnerables. Sin embargo nada dicen de los cientos de pase a planta militante de Gustavo Martínez a traves de su mujer Ely Cuesta en la Legislatura y la mayoría con cargos gerarquicos donde incluso se encuentra, entre otros Mongeló, ni hablan de Horacio rey y el vaciamiento de los fondos destinados a publicidad oficial, ni el desastre administrativo en que el gustavismo dejó la capital chaqueña.
Hablan de la necesidad de unificar sus diversas corrientes y revitalizar su liderazgo para abordar los problemas que aquejan a la sociedad, pero se empantanan en la falta de diálogo que pregonan, porque tanto este grupo que se dedicó a dividir al peronismo como Capitanich que se encerró en la construcción elitista que diseñó su hija Guillermina, anteponen la búsqueda de hacer política sólo sobre la base de llenar de «amistades y parientes» el Estado.
El documento de este grupo menciona la unión en torno a un proyecto común, «basado en principios de justicia social, solidaridad y equidad, podremos enfrentar los desafíos del presente y forjar un futuro mejor para todos. La renovación del peronismo es una tarea colectiva que exige compromiso, valentía y, sobre todo, un profundo sentido de pertenencia a una causa que trasciende intereses personales y sectoriales», dicen, y en definitiva es lo mismo que pregona Coqui. Es decir, «la unidad pero como yo la diseño, a mi antojo, a mi gusto, a mi medida».
En definitiva, como suele ocurrir en la política falta de carisma y verdadera moral, algunos, como éste grupo que dividió al Peronismo hasta verlo perdedor, que gobernaron jamás explicaron los hechos de corrupción que generaron en sus gestiones, ahora «convocan a renovar la esperanza y unir».