Buenos Aires. Con un refuerzo de divisas desde el FMI, organismos internacionales y bancos privados, el equipo económico dejará fluctuar el tipo de cambio aunque se guardará una herramienta para intervenir. Qué impacto tendrá en la actividad y en la suba de precios.
Nueve meses después de la puesta en marcha de la segunda fase del plan económico, el Gobierno anunció el inicio de una tercera etapa, que tendrá como novedades una flexibilización del rígido esquema cambiario sostenido desde el inicio de la gestión y la eliminación de la mayor parte de las restricciones que componen el cepo en un contexto de fuerte volatilidad externa que impactó en la Argentina en las últimas semanas y un rebrote de la inflación en el último mes.
El objetivo de la siguiente fase del programa de gobierno, que está ligado de manera completa a la concreción del acuerdo con el FMI para conseguir una inyección amplia y rápida de divisas para fortalecer al Banco Central, será el de retomar ese camino de desinflación que encontró a la inercia de los últimos seis meses un obstáculo. El Fondo Monetario y el Gobierno acordaron que el equipo económico anuncie el nuevo esquema cambiario como medida previa obligatoria antes de que el directorio termine de dar el visto bueno. Pasadas las 21.30 los funcionarios del Gobierno recibieron la confirmación en sus teléfonos de que la votación había terminado en Washington.
Tipo de cambio
El corazón de la Fase 3 del plan económico es la flexibilización del esquema cambiario, que pasará de un rígido crawling peg de 2% mensual durante la mayor parte del programa hasta el 1% que comenzó en febrero a un sistema de flotación libre en un rango de bandas que el lunes comenzará en $1.000 y $1.400 como techo.
Así, el espectro de flotación se irá “abriendo”, algo que el ministro de Economía Luis Caputo y el presidente del Banco Central Santiago Bausili consideraron una medida que convertirá, con el tiempo, prescindible a ese esquema, que pasaría a tener solo por el paso de los meses, características más propias de una flotación sin piso ni techo. A priori, no hay un plazo de vigencia de esas bandas antes de su desaparición.
El Central estará habilitado a intervenir mediante compra o venta de divisas cuando el valor del tipo de cambio “toca” algunas de las dos bandas. Si es la inferior -el tipo de cambio oficial abrirá el lunes 80 pesos apenas por encima de esa banda- el BCRA podrá comprar dólares para hacer recomponer el precio. Si el dólar asciende hasta el techo, podrá abastecer al mercado para estabilizarlo.
Eso no implicará que no pueda tomar medidas mientras esté en el rango de flotación. En primer lugar, si hubiese movimientos disruptivos -como los que experimentaron los mercados globales desde que comenzó la guerra arancelaria- el Central tendrá posibilidad de intervenir. Y si necesitara comprar para asegurarse el cumplimiento de metas de acumulación de reservas con el FMI, también podrá hacerlo.
Pero también se guarda otra carta para los casos en que tenga que manejar la liquidez de pesos del sistema y el tipo de cambio se encuentre dentro de la banda de flotación. El esquema monetario acordado con el FMI le permitirá operar en el mercado secundario de pesos a través de los bonos del Tesoro que están en poder del BCRA o bien cambiar las exigencias de encajes de depósitos a los bancos, otra medida habitual para restringir o ampliar la cantidad de dinero.
Cepo
La liberación de prácticamente todas las restricciones vigentes del cepo cambiario se explica en el número final de inyección de dólares que el Gobierno consiguió por parte del Fondo Monetario y los otros organismos internacionales. Esa cuenta de USD 20.000 millones fue presentada ante los técnicos del FMI, que de inmediato la rechazaron y, luego de algunas semanas de idas y vueltas, terminaron por consensuar.
Este es el punto, posiblemente, que más sorprendió al mercado, que esperaba ya de por sí algún tipo de flexibilidad del tipo de cambio con bandas de flotación más o menos administradas, pero descontaba que cualquier barrida a las restricciones vigentes del cepo sería demasiado riesgoso antes de las elecciones legislativas porque podría comprometer el sendero de inflación en caso de presiones cambiarias inmediatas.
La mayor parte de los componentes del cepo desaparecerán desde el lunes, principalmente las que afectaban a ahorristas: no tendrán más límite de compra de 200 dólares por mes por homebanking ni prohibiciones a quienes cobraron subsidios del Estado durante la pandemia. También quedará eliminada una de las medidas más reclamadas por el mercado: la famosa “7340″, una resolución que obligaba a quienes compraran dólares financieros a depositarlos en una cuenta bancaria a nombre del comprador. Sí quedará, todavía, un tipo de cambio más alto para el uso de dólares con tarjeta.
Para las empresas, una parte relevante no se liberará de inmediato: se trata de los giros de dividendos pendientes de empresas hacia sus casas matrices. Desde hace algún tiempo el equipo económico consideraba que esa eventual demanda para salida de utilidades hubiese sido la más difícil de soportar para el mercado oficial. Para ese stock, que tiene un número no especificado por el Gobierno pero que estimaciones privadas lo ubican en cerca de USD 6.000 millones, habrá un bono Bopreal 4 en el corto plazo.
Actividad económica e inflación
¿Cómo podría impactar la Fase 3 en la marcha de la economía real? Parte de esa respuesta estará en la respuesta que haya en el mercado a la puesta en marcha del nuevo esquema cambiario de flotación. Cualquier evento disruptivo con el nuevo dólar unificado podría impactar en las expectativas de inflación y en la formación de precios.
En el Gobierno creen que un sistema más aceitado de pago de importaciones debería beneficiar a la actividad porque habría al alcance insumos a pagar de inmediato, ya no con los 30 días de plazo como rigió hasta la semana pasada. “La eliminación de restricciones cambiarias impulsará la actividad, el empleo, la inversión y la productividad de la economía argentina, con el refuerzo de la recuperación del ahorro doméstico y el crédito al sector privado en curso”, mencionó el BCRA en un documento
El staff report del FMI publicado en la medianoche de este sábado indicó que el organismo espera un crecimiento del PBI de 5,5 por ciento, algo más de lo que aguardaba hasta hace algunos meses. La inflación, que no está pensado a manera de metas, está proyectada entre 18 y 23% anual. Habrá que ver si los datos acumulados en el primer trimestre ya no ponen en reconsideración esa cifra: según el Indec, hasta marzo el IPC acumulado es de 8,6 por ciento.
“Dada la rápida desinflación durante los últimos meses de 2024 y unas expectativas de inflación mejor ancladas, se proyecta que la inflación anual disminuya a alrededor del 18% al 23% para fines de 2025, desde el 118% registrado a fines de 2024. Se espera que el sólido anclaje fiscal y el marco de política monetaria y cambiaria fortalecido impulsen una mayor recuperación de la demanda de pesos y sustenten una reducción sostenida de la inflación a mediano plazo”, indicó el FMI.