Sáenz Peña. Sucedió la semana pasado cuando por al rededor de 1 hora el servicio de ambulancias quedó sin chofer. Tras lo sucedido no hubo ni apercibimiento para quien dejó el servicio descubierto.
Gran malestar existe entre los trabajadores del Hospital 4 de Junio por las acciones desacertadas del director, quien encerrado en el cinismo y la soberbia ya tiene serios problemas de convivencia con su equipo de trabajo, quienes buscan por separado hacer lo que el director no hace.
La semana pasada, promediando la semana en días hábiles, Rolando Gaúna fue alertado de la falta de choferes en el servicio de ambulancias. Al perecer y según los mismos trabajadores que se muestran enfurecidos con el director del nosocomio, ese día por el espacio de una hora no había quien conduzca una ambulancia debido que quien tendría que estar a esa hora no había asistido y jamás informó ni de su tardanza ni de su ausencia, y mucho menos coordino que alguien lo supla en la tarea.
Ante varios pedidos de asistencia de rescate en la vía pública, y la ausencia de choferes, el propio director del Hospital Rolando Gaúna se vio obligado a conducir una ambulancia para simular su «desgobierno hospitalario». Aseguran en los pasillos del nosocomio que la acción del director, de cumplir el rol de chofer, no generó ningún tipo de sanciones para quien o quienes no estuvieron en su lugar de trabajo y habrían abandonado el servicio. Ni apercibimiento hubo, dijeron algunos trabajadores.
¿Qué esta sucediendo en el nosocomio saenzpeñense? ¿Por qué esta falta de control a las prestaciones? ¿A quién o quienes, y por qué, el director cubrió desesperadamente ese día? ¿Qué pasa con los móviles que suelen estar parados semanas por problemas menores que no se solucionan?
Hay situaciones en el Hospitalque llaman mucho la atención, desde la desaparición de elementos y mobiliarios, el consumo de combustible para algunos artefactos que no todos los días ni de forma permanente funcionan, el elevado costo que se paga por acarreo de agua, la inasistencia de médicos en algunos servicios, la doble facturación de algunos profesionales, la sobrecarga horaria y de tareas sin retribución a los enfermeros que deben cubrir las ausencias médicas en servicios esenciales.
Un cóctel de desmanejo que se creía podría cambiar con la reestructuración del servicio en su nuevo edificio, pero que con el manejo administrativo de Gaúna se profundiza cada día. Es por ello que las relaciones en el equipo de conducción están tensas y mientras medio equipo verdaderamente quiere buscar mejorías, la otra mitad solo busca excusa para que al cierre de cada mes los 2.200.000 pesos de presupuesto consigan equilibrio en las planillas contables.
La pregunta recurrente es ¿hasta cuando el ministro Zapico y el propio Gobierno sostendrá esta situación vidriosa que pone en serio riesgo la salud de los que menos tienen?