Sauzalito, Pompeya, Fuerte Esperanza. El obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña, monseñor Hugo Bárbaro, recorrió del el 6 al 9 de octubre parajes y localidades del Impenetrable Chaqueño.
La amplia jurisdicción parroquial, con su sede en El Sauzalito, a 425 kilómetros del obispado, abarca más de la mitad del Departamento Güemes y presenta desafíos sociales y limitaciones en recursos básicos. Acompañado por seminaristas, el obispo diocesano pudo concretar un itinerario pastoral intenso en comunidades que se encuentran muy alejadas de los grandes centros urbanos.
Como cada 7 de octubre, el obispo de San Roque visitó Misión Nueva Pompeya para celebrar su fiesta patronal. Desde muy temprano, un gran número de peregrinos llegó caminando desde diferentes parajes para sumarse a las festividades en honor a la Virgen del Rosario. Además de encontrarse con el párroco, el presbítero Juan Barrios, y con las religiosas, monseñor Bárbaro dedicó la jornada a confesar y hablar con los fieles. Además, un nutrido número de jóvenes recibió el sacramento de la confirmación.
En las comunidades de Comandancia Frías y El Sauzalito, los fieles y las religiosas compartieron varias actividades con el obispo. Además de recibir la confirmación, los jóvenes del lugar pudieron conversar con el prelado y acercarse al sacramento de la Reconciliación. Entre otras actividades, se bendijo una imagen sagrada para uno de los más de 30 parajes que asisten las consagradas. También hubo bautismos.
Otra comunidad que esperaba a su pastor fue Fuerte Esperanza. Los fieles acudieron para la misa y también tuvieron la posibilidad de charlar personalmente con el obispo y recibir el sacramento de la Reconciliación. Un momento fraterno se vivió durante la cena comunitaria en las dependencias de la capilla; ocasión para coordinar actividades misioneras y de catequesis, como para hablar de los preparativos hacia la fiesta patronal el próximo 8 de diciembre.
En las distintas comunidades, el obispo, siguiendo el Evangelio, animó a continuar con entusiasmo y valentía la tarea misionera, al estilo de los primeros cristianos. La realidad de El Impenetrable, en varios aspectos, asimila en la labor pastoral a los inicios de la Iglesia hace dos mil años.
Un pequeño número de bautizados comprometidos con la Palabra de Dios, junto a sus sacerdotes y las consagradas, recorren largas distancias para llegar a los fieles y formarlos en la catequesis y en la vida espiritual. Con muchas limitaciones, como la falta de caminos y las carencias económicas, hacen que la misión implique mucho sacrificio. Por tanto, la oración, debe ocupar el primer lugar, debe ser -destacan- como «el combustible de un motor, que anime el trabajo apostólico de cada bautizado».
Con muy poco asfalto y con grandes extensiones de monte, a la par de la labor espiritual, la Iglesia se ocupa de numerosas iniciativas de promoción humana, de educación y salud. Una especial atención se concentra en los pueblos originarios; con proyectos para la promoción de la mujer, especialmente de la etnia Wichi. Por tanto, no solo se asiste comedores, sino que se promueven talleres de oficios, centros de formación, salud, atención de niños y abuelos.