Sáenz Peña. El trabajador tenía 28 años. Falleció electrocutado cuando hacia labores en un basural ubicado en calle 28, según el informe policial.
El parte policial no da muchas precisiones, incluso hasta reserva el nombre del trabajador que falleció en este accidente. Cita que personal de Cria 5ta, a las 11.30 tomó conocimiento que en prolongación calle 28 una persona habría sufrido una electrocución en el lugar, en un basural ubicado en propiedad del señor P. F.
Menciona oficialmente el informe policial que un camión volcador municipal ingresó a descargar basura y al activar la volcadora genera masa con un cable que atravesaba el lugar, cual produjo la electrocución de un empleado municipal.
Se señala también que el conductor de dicho camión H. J. W., empleado contratado municipal, manifestó momentos antes su compañero G. M. fue trasladado por el encargado de la cuadrilla en su vehículo particular.
El medico policial en turno corroboró el deceso del trabajador por posible PARO CARDIO RESPIRATORIO NO TRAUMATICO (descarga eléctrica). Tras eso el fiscal Valero dispuso que el cuerpo sea entregado a sus familiares fines póstumos.
La situación pone obligatoriamente en el tapete la discusión por el silencio sindical y la falta de representatividad. Los gremios están muy relajados intercambiando figuritas para «amasar» el próximo pase a planta, en muchos casos están hoy sumados a campañas electorales olvidando el bienestar de los trabajadores por el que debieran estar ocupados, independientemente de las acciones del Gobierno, que son muchas pero que a la voz de algunos trabajadores no alcanza.
Algunos empleados municipales conocida la noticia trágica citaban que la desgracia debe ser disparadora de volver a insistir con la falta de representatividad gremial de quienes estan más ocupados en transformar algunos sindicatos en mercados Persas para usufructuar con familiares ciertos beneficios, creciendo en bienes y recursos, mientras muchos trabajadores esperan que sean los sindicalistas y los sindicatos generadores de capacitaciones constantes que profesionalicen la prestación de servicio. Pero la realidad es que si el Gobierno no genera capacitaciones, los sindicatos, y en particular los gremialistas devenidos en empresarios o transformados en creyentes religiosos para esconder el pasado de forajidos inclusos con condenas, de las que zafaron por acuerdos políticos, no asumen el rol para el que fueron elegidos.