Rusia. A los 14 minutos Messi puso el 1-0. A los 5 minutos del segundo tiempo Moses puso el empate para los africanos de penal. A los 41 del segundo tiempo Marcos Rojo hizo el milagro.
Después de transitar las horas más agitadas a nivel deportivo de los últimos 25 años, la Selección argentina saldrá a la cancha con la obligación de vencer a Nigeria, en la última fecha del Grupo D en San Petersburgo, para intentar avanzar a los octavos de final del Mundial de Rusia 2018.
En el remodelado estadio del Zenit, el equipo del país anfitrión con más argentinos en su plantel, la Selección afrontará a partir de las 15 (hora argentina) un encuentro que puede dar por concluida una Era, con el arbitraje del turco Caneyt Cakir, acompañado por sus compatriotas Bahattin Duran y Tarik Ongun. En números, las opciones de Argentina revivieron el viernes, luego que Nigeria superó a Islandia por 2-0, porque si bien no depende de sí mismo, mantiene las chances intactas de avanzar a octavos y evitar el fracaso que significaría una eliminación en primera ronda.
Los dirigidos por Jorge Sampaoli, atrapado por la opinión pública y que debió organizar charlas grupales e individuales con el plantel tras el 0-3 frente a Croacia, necesitan sí o sí un triunfo en San Petersburgo ya que sino, quedarán afuera. Pero incluso con esa victoria podría no alcanzarle, si es que a la misma hora pero en Rostov del Don, Islandia supera a Croacia y obliga al desempate por diferencia de gol, donde los europeos tienen -2 y la Argentina, -3. La delicada situación interna que se vivió desde la noche del jueves pasado en el búnker de Bronnitsy agitó las aguas de un panorama ya, de por sí, complejo. Porque la falta de respuestas anímicas y futbolísticas quedaron en el centro de la escena, dando a lugar a rumores de todo tipo con Sampaoli y la relación con los jugadores como eje principal.
La intervención del presidente Claudio “Chiqui” Tapia sirvió para “posponer” cualquier enfrentamiento e intentar unir fuerzas detrás de un objetivo principal: llegar a los octavos de final. En todo este contexto, Argentina saldrá entonces a jugar uno de los partidos más importantes de los últimos 25 años -en virtud de las consecuencias que puede acarrear-, desde el Mundial de Estados Unidos 1994 y el doping de Diego Armando Maradona. Tras el encuentro con los jugadores, Sampaoli decidió regresar a la línea de cuatro defensores y le entregará la responsabilidad a los representantes de esta generación de futbolistas, que llegó a las últimas tres finales de los torneos más importantes a nivel Selección.
EXPERIENCIA EN PARTIDOS DECISIVOS
El capitán Lionel Messi -quien no pudo gravitar en los dos primeros encuentros del Mundial y este domingo cumplió 31 años-, Javier Mascherano, Ever Banega, Enzo Pérez, Ángel Di María y Gonzalo Higuain serán los encargados de evitar cerrar su ciclo con la albiceleste con esta decepción. La experiencia que acarrean en partidos definitorios podría ser clave en la respuesta de estos jugadores, que de los últimos trece cruces mano a mano, solo perdieron uno en los 90 minutos (frente a Alemania 4-0 en los cuartos de final de Sudáfrica 2010). Pero existe también una realidad y es que el desempeño dentro de la cancha está viciado de factores externos y años turbulentos que se vivieron a nivel dirigencial y bajaron a lo futbolístico.
Argentina tendrá entonces que dar una muestra de carácter demasiado importante para intentar que la mayoría de estos jugadores no se despida con uno de los peores fracasos de su carrera. ¿Los argumentos para confiar? Messi está al tope de la lista, porque herido en su orgullo, no dejará que una de sus últimas oportunidades de ganar el trofeo que más desea se le escape de las manos. Otro punto importante podría radicar en la necesidad de este grupo de acallar las críticas de las que fueron objeto en el último tiempo, lo que generalmente fortalecería el equipo, como ocurrió con México en la previa a este Mundial. Del otro lado habrá un rival que es un viejo conocido para este grupo, porque es una de las que más enfrentó en la Era moderna, tanto en amistosos como en torneos oficiales. Kazán o Buenos Aires, esas son las opciones de próximos destinos para una Selección argentina que deberá salir contra las cuerdas, para dar una muestra de su jerarquía individual y colectiva.