Sáenz Peña. Para algunos inescrupulosos cualquier método vale contar de tener rentabilidad. Así es que en Sáenz Peña hay supermercados que en las góndolas ofrecen lácteos vencidos, o pastas con hongos. Uno se pregunta que hacen las autoridades que deben velar por la seguridad alimentaria de la ciudadanía. Pareciera que todo se reduce a un acta de infracción o multa económica, que para muchos comercios, que facturan cientos de miles de pesos, es prácticamente moneda.
En el barrio Puerta del Sol se encuentra el Autoservicio DoriMar, una suerte de minimercado perteneciente a una familia, que suele ser incluido en las promociones gubernamentales respecto a precios cuidados o garrafas sociales, pero que jamás, y hay sobradas actuaciones de defensa del Consumidor que lo prueban, han respetado absolutamente a nadie, menos a los consumidores.
Hoy 3 de octubre cerca del mediodía adquirí varios productos de verdulería y carnicería en el lugar, entre ellos cuatro patas muslos de pollo, las que al llegar a mi casa las guarde en la heladera para la cena de la noche.
Por la noche, cuando en mi hogar preparábamos la cena nos encontramos con la sorpresa: la carne de color verdoso y con olor. Incluso era evidente que fue enjuagada con vinagre, para simular.
Decidí ir al comercio a entrevistarme con el carnicero, el dueño del local. Él no estaba, estaba su empleado, el que había embolsado el producto. Reclamé la fechoría de venderme carne «abombada» y se la deje pidiendo que lleve a su casa y se la cocine a su familia. El empleado sonrió sarcásticamente como orgulloso de lo hecho.
Al salir la hija del dueño del local preguntó que pasó y tras escuchar mi relato pretendió cambiarme el producto y hasta me ofreció reintegrar los 104 pesos. Pero no era una cuestión de plata, era una cuestión de actitud. Yo no fue a pedir que me regalen nada, ni que me fien, pague por lo que compre.
Uno se pregunta que hacen las autoridades que deben velar por la seguridad alimentaria que creen que todo se reduce a un acta de infracción o multa económica, que para muchos comercios, que facturan cientos de miles de pesos, es prácticamente moneda.
El Código Alimentario Argentino menciona en uno de sus artículos (248) que se considera como Carne fresca, la proveniente del faenamiento de animales y oreada posteriormente, que no ha sufrido ninguna modificación esencial en sus características principales y presenta color, olor y consistencia característicos.
Mientras que en el articulo 250 señala expresamente que se considera Carne abombada o manida, la que en la iniciación de la putrefacción superficial ha perdido los caracteres de la carne fresca.
Este escrito no apunta a reclamar a Bromatología ni a Salud Pública (ambas municipales) que no realizan sus tareas como deberían, controlando celosamente los productos con los que algunos inescrupulosos pretenden envenenarnos, sino simplemente alertar a los consumidores a que dejarse guiar por la confianza, especialmente en este autoservicio ubicado frente a la Escuela Primaria 453.
Horacio Fernández