25 noviembre, 2024

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Comienza la Cuaresma: ‘A través del desierto, Dios nos guía a la libertad’

Roma. La Cuaresma de 2024 se extiende del 14 de febrero al 28 de marzo, seguida del Triduo Pascual y luego el Domingo de Pascua el 31 de marzo.

Mañana, 14 de febrero, se celebra el Miércoles de Ceniza, día en el que comienza el tiempo de Cuaresma, cinco semanas que tienen como finalidad preparar a los fieles para la celebración de la Pascua.

En la misa, después del Evangelio y la homilía, se bendice y se imponen las cenizas de los ramos de olivo y otros árboles, bendecidos el año anterior al comienzo de la Semana Santa.

Al imponer la ceniza en la frente de los fieles, el celebrante dice: «Conviértete y cree en el Evangelio», o bien «Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás».

Ayuno y abstinencia
El Miércoles de Ceniza, junto con el Viernes Santo (que este año es el 29 de marzo), es uno de los dos únicos días del año en que los cristianos practican el ayuno y la abstinencia.

El ayuno consiste en privarse de alimentos corporales y es una forma de penitencia y de oración. Cuando se ayuna, la persona puede comer solo una comida completa, o dos comidas más pequeñas que juntas no equivalgan a una comida completa. La ley del ayuno obliga a los mayores de edad (a partir de los 18 años), hasta que hayan cumplido 59.

La ley de abstinencia de carne obliga a los que cumplieron 14 años. No obstante, la Conferencia Episcopal Argentina, haciendo uso de las facultades que le concede el canon 1253, autoriza la posibilidad de reemplazar la abstinencia de carne por la abstinencia de bebidas alcohólicas, o por una obra de caridad o una práctica de piedad.

Además, la abstinencia se practica todos los viernes del año, a no ser que coincidan con una solemnidad.

Camino cuaresmal
La Cuaresma tiene en su trasfondo espiritual la imagen bíblica del desierto. Éste representa, por un lado, la experiencia del pueblo de Israel después de la celebrada salida de Egipto y, por otro, el ayuno y oración de Jesús en el desierto, que finalizó con su victoria sobre las tentaciones de Satanás.

Ambas experiencias registradas en la Sagrada Escritura inspiran el camino cuaresmal, porque en este tiempo litúrgico los cristianos están llamados a retomar la alianza bautismal, prefigurada en aquella alianza del Sinaí, y a crecer en la fidelidad a la Palabra de Dios, con la cual el Señor venció toda tentación.

“Del mismo modo que Israel en el desierto lleva todavía a Egipto dentro de sí -a menudo echa de menos el pasado y murmura contra el cielo y contra Moisés-, también hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar”. Las palabras del Papa en su mensaje para la Cuaresma 2024 resumen el misterio de este tiempo litúrgico.

El Papa abre su mensaje explicando que el pueblo de Israel recibió los mandamientos como un camino hacia la libertad: “El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud. En Cuaresma, encontramos nuevos criterios de juicio y una comunidad con la cual emprender un camino que nunca antes habíamos recorrido”.

La batalla espiritual
Este regreso a la libertad conlleva también una actitud de combate, ya que la vida cristiana es ante todo una batalla espiritual. En esta línea, el Papa advierte también del peligro de “los ídolos”: “El sentirse omnipotentes, reconocidos por todos, tomar ventaja sobre los demás: todo ser humano siente en su interior la seducción de esta mentira”.

“Podemos apegarnos al dinero, a ciertos proyectos, ideas, objetivos, a nuestra posición, a una tradición e incluso a algunas personas. Esas cosas en lugar de impulsarnos, nos paralizarán”, advierte Francisco.

En esta sociedad de ritmo veloz y desenfrenado, el Santo Padre invita también a cambiar el ritmo durante estos cuarenta días: “Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo”.

Por ello, el Papa señala que tanto la oración, la limosna, como el ayuno, que se proponen para estos días, “no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará”.

Tiempo de Cuaresma
Con el Miércoles de Ceniza, comienza el llamado tiempo de Cuaresma, que se extiende desde ese día hasta el Jueves Santo, excluyendo la Misa de la Cena del Señor.

Desde el comienzo del tiempo de Cuaresma hasta la Vigilia Pascual (Sábado Santo) no se canta el Aleluya que precede al Evangelio, ni se lo menciona en ninguna antífona, canto o expresión que lo pueda contener.

Durante todo ese período no se adorna tampoco con flores el altar, y se permiten los instrumentos musicales solo para sostener el canto, como corresponde al carácter penitencial de este tiempo. De esta norma se exceptúan el 4° domingo de Cuaresma, llamado de Laetare (Alegrarse) y las fechas que la Iglesia califica como «solemnidades» y «fiestas».

Asimismo, durante las cinco semanas desde el miércoles de Ceniza hasta la Pascua, no se celebran las misas de difuntos, con excepción de la misa exequial y el primer aniversario de la muerte, las cuales se pueden celebrar en días de semana, pero no los domingos.

El color de los ornamentos litúrgicos en Cuaresma es el morado o violeta. El rosado puede utilizarse el domingo de Laetare.

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