A 18 partidos del final, el equipo de Ginóbili tiene un calendario duro: las chanses de entrar al PO están en duda. El margen de error es mínimo.
Increíble panorama se vive en suelo texano, completamente inesperado hace unos meses. Con un calendario que se notaba duro desde que se conoció, el horizonte de los Spurs (37-27, 5º en la Conferencia Oeste) presenta muchas espinas y tendrán que ganar seguido si quieren avanzar a los playoff. El lunes, ante Memphis, San Antonio dio un paso importante para recuperarse y volver a encaminarse en la senda del triunfo: venció 100-98 a los Grizzlies, con con 23 puntos de Tony Parker, 17 de Davis Bertans, 14 de Danny Green y 11, 4 asistencias (incluyendo una magnífica de espaldas) y 5 robos de Kyle Anderson. Manu Ginóbili cerró con 4 puntos (0-2 en dobles, 1-3 en triples y 1-1 en libres), dos tableros y un pase gol.
Con el bajón de los texanos en las últimas semanas, la irregularidad que presentan los dirigidos por Gregg Popovich en el 2018 es notable: solamente ganaron 12 de los 27 encuentros que disputaron. Esto incluye 9 triunfos y 7 derrotas en enero, más sólo 2 victorias y 7 caídas en febrero.
Con una clasificación que permite que únicamente ingresen ocho franquicias por conferencia a postemporada, los duelos contra los principales rivales serán claves. Además de ganar, los texanos deberán cuidar de cerca a equipos como Oklahoma, Portland, New Orleans, Minnesota, Denver, Utah y los Clippers.
De cara a un cierre de temporada que tiene a San Antonio dentro de un lote de ocho equipos encerrados en cuatro partidos de diferencia, seis de ellos en sólo 2.5 juegos, el calendario no le dará respiro. El dato más alarmante de los Spurs es la cantidad de lesiones que atraviesan piezas importantes del plantel. LaMarcus Aldridge, la principal carta ofensiva, jugó el lunes todavía con una molestia en el tobillo derecho, pero la situación no le permite descansar por la falta de rotación en el poste bajo.
