22 noviembre, 2024

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Cuaresma: Un tiempo que se inicia con el Miércoles de Ceniza

Buenos Aires. Comienza la Cuaresma, período en el que los cristianos se dedican a la oración, la caridad y la misericordia, las privaciones voluntarias, el ayuno y la limosna. Cambios en el rito.

El Miércoles de Ceniza da inicio a la Cuaresma, período en el que los cristianos se dedican a la oración, los actos de caridad y misericordia, las privaciones voluntarias, el ayuno y la limosna, como preparación para celebrar el triduo pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Mañana, miércoles 17 de febrero, será esa primera jornada en la que se efectúa el rito de la imposición de la ceniza en la cabeza de los fieles. Se trata de las cenizas de los ramos de olivo del año anterior.

El signo es penitencial, por eso el sacerdote, al imponer estas cenizas, dice: «Recuerda que eres polvo y al polvo volverás». Una frase que proviene del libro del Génesis y que recuerda a todo hombre y mujer su condición limitada y mortal y que debe poner su confianza en el Señor, único Dios. Otra expresión que sugiere la liturgia para la imposición de las cenizas es un llamado a la conversión y al mensaje de Jesucristo: “Conviértete y cree en el Evangelio”.

Durante estos días la liturgia adopta para las celebraciones el color morado, símbolo de la austeridad cuaresmal.

Rito modificado por la pandemia
Debido a las medidas de seguridad sanitarias establecidas en respuesta a la pandemia, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano dispuso la modificación del rito del Miércoles de Ceniza.

Las modificaciones fueron explicadas a través de una nota y tienen el propósito de respetar las medidas sanitarias de seguridad y evitar el contagio del Covid-19.

La nota difundida por la Congregación detalla los pasos a seguir: “Pronunciada la oración de bendición de las cenizas y después de asperjarlas, sin decir nada, con el agua bendita, el sacerdote se dirigirá a los presentes, diciendo una sola vez y para todos los fieles, la fórmula del Misal Romano: ‘Conviértanse y crean en el Evangelio’, o bien: ‘Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás'».

Después, el sacerdote se limpiará las manos y se pondrá la mascarilla para proteger la nariz y la boca. Posteriormente, impondrá la ceniza a cuantos se acercan a él o, si es oportuno, se acercará a los fieles que estén de pie, permaneciendo en su lugar. Asimismo, el sacerdote tomará la ceniza y la dejará caer sobre la cabeza de cada uno, sin decir nada».

La Cuaresma
Este tiempo litúrgico llama a la conversión para preparar la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirse de los pecados y cambiar para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo por la tarde, antes de la Misa de la Cena del Señor. El color litúrgico es el morado, que significa penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al Misterio Pascual.

En la Cuaresma Cristo invita a cambiar de vida. La Iglesia invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. También para vivir una serie de actitudes cristianas que ayudan a parecerse más a Jesucristo.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, se busca desterrar del corazón el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen al amor a Dios y a los hermanos. También se aprende a conocer y apreciar la Cruz de Jesús.

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los años que duró la estadía de los israelitas en Egipto.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de Oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en Occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

Como todos los años, el Santo Padre hizo público un mensaje para este tiempo litúrgico. El lema elegido para este año por Francisco es «‘Ahora subimos a Jerusalén…’ (Mt 20,18) – Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad».

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