Por Nelson Damian Cabral
La inflación en Argentina no da tregua y afecta especialmente a nuestros jubilados y pensionados, más de 7.5 millones de argentinos que ven cómo sus haberes pierden poder de compra mes a mes. El último aumento jubilatorio, en diciembre del 2023, fue de solo 20,87% mientras que la inflación esperada para el primer trimestre del 2024 supera 58% según Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central.
Los jubilados argentinos han sido históricamente uno de los grupos más vulnerables de la sociedad, dependiendo de ingresos fijos para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, salud, vivienda y servicios. Paradojalmente, son también uno de los segmentos más olvidados por todos los gobiernos, incluido el del actual presidente Javier Milei, quien anunció su intención de cambiar la fórmula jubilatoria por aumentos por decreto, sin proporcionar detalles claros sobre los criterios a adoptar, ni sobre cómo se establecerán los ingresos. Esta falta de transparencia hoy genera preocupación y ambigüedad en gran parte de la sociedad.
Mientras tanto la inflación continúa su avance implacable, erosionando aún más el limitado poder adquisitivo de los jubilados, especialmente aquellos con ingresos mínimos, que a pesar de haber contribuido al sistema previsional durante 30 años o más, se ven atrapados en la encrucijada de elegir entre la compra de alimentos o medicamentos. Esta situación crítica y desgarradora contribuye a ensombrecer aún más la ya bochornosa relación entre la política argentina y sus adultos mayores.
Con una Canasta Básica Total CBT de más de $345.295 (datos de INDEC, noviembre de 2023) el haber jubilatorio mínimo de $105.713 pesos, que en dólares representa 4.3 veces menos que la jubilación mínima en Ecuador, simplemente no alcanzan para cubrir las necesidades más básicas, incluso si ambos en una pareja de jubilados perciben esa suma. Situación que explica porque una gran cantidad de jubilados y pensionados en pleno 2024 se ven forzados a recurrir a la ayuda de familiares en un país donde las paupérrimas ofertas laborales y el sueldo minino deja por dejaba de la línea de indigencia a gran parte de la población.
Ignorados por completo durante los cuatro años de la gestión de Alberto Fernández y ahora también por el flamante gobierno de Milei, la situación de los jubilados es alarmante y demanda medidas urgentes que aseguren su dignidad y calidad de vida, más allá de simples decretos que dejan los aumentos al capricho del poder ejecutivo de turno.
Mientras el gobierno nacional prioriza el pago de la deuda externa, el millonario juicio de YPF y la consolidación de poder a través de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNUs), los jubilados aguardan ansiosos una respuesta que les devuelva la esperanza.
La crisis silenciosa de este sector marginado clama por atención y acciones inmediatas que tenemos que escuchar y revalorar como una de las principales prioridades si es que queremos ir rumbo a un país distinto, donde el cambio sea una realidad y no un simple sueño.
(+) Escritor / Asesor en Comunicación Política
Buenos Aires – Argentina
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