Sáenz Peña. Monseñor remarcó que ante toda situación Dios no nos deja sólos. Y pidió por el control de la pandemia, los enfermos y fallecidos.
El mensaje:
Muy queridos fieles. Estamos viviendo La Semana Santa de un modo que no podíamos imaginar: en aislamiento social. No podrán asistir físicamente a las celebraciones religiosas de estos días, ni compartir la alegría de la Pascua con muchos seres queridos.
Parece difícil esa alegría Pascual en estos momentos. A todos cuesta estar aislado, lejos de los padres o de los hijos. Se mete la intranquilidad por no poder trabajar, por falta de dinero; o por la incertidumbre futura: qué sucederá con lo económico, con la educación, en lo social. Estamos luchando solidariamente para contener la pandemia, y solidariamente intentaremos resolver los problemas, confiando mucho en Dios.
Estamos en las manos de Dios. Las circunstancias nos invitan a considerar que nuestro destino definitivo no es lo que nos gusta ni lo que nos da seguridad acá en la tierra, tampoco tantos proyectos por mejores que sean. Nuestro destino es Dios para toda la eternidad; para que logremos este objetivo Cristo murió en la Cruz.
Jesucristo es Dios hecho Hombre. Se entregó por completo para que contemos con la luz de la fe que ilumina el camino que conduce hacia la verdadera felicidad en la tierra y nos orientemos hacia el Cielo. No nos deja solos, nos da fuerza para que amemos a Dios con obras y de verdad, y para que amemos a los demás.
Tenemos esperanza, porque ¡Verdaderamente ha resucitado el Señor! ¡Cómo va a abandonar a aquellos por quienes entregó su vida en la Cruz!
El aislamiento ayudará que estos días sean de oración y así la Semana Santa nos acercará mucho a Dios. Podrán vivir las celebraciones de estos días a través de los medios de comunicación social y de las redes sociales. Agradezco el esfuerzo de periodistas y de técnicos; hacen posible que cada hogar sea un rincón de la Iglesia donde en familia encuentren a Cristo que se queda en la Eucaristía, que se entrega en la Cruz, y que gloriosamente resucita.
Unidos al Papa Francisco roguemos por el control de esta pandemia, por los fallecidos, por los que sufren, por los que trabajan sirviendo a los demás y arriesgando.
Recordemos las palabras de Cristo el día de su resurrección: la paz les dejo, la paz les doy. Alimentemos y transmitamos esa paz que proviene de Dios. Les deseo una Santa Pascua y que Dios los bendiga.