Roma. El pontífice advirtió hoy que para una «ecología integral, los compromisos genéricos no son suficientes.
“El descuido de la creación y las injusticias sociales se influyen mutuamente. Se puede decir que no hay ecología sin equidad y no hay equidad sin ecología”, advirtió el papa Francisco este sábado 12 de septiembre al recibir a los participantes en el encuentro de las comunidades Laudato si’, en el aula Pablo VI
En las palabras que les dirigió el pontífice renovó la advertencia de promover una “ecología integral” y de “exigir” opciones políticas que promuevan el progreso y la equidad y no sólo “compromisos genéricos”, señaló.
Fueron cerca de doscientos cincuenta los participantes en el encuentro, en representación de los miembros de las Comunidades Laudato si’ en Italia y en el mundo, que se encontraron hoy con el Santo Padre este mediodía.
“Ayudémonos mutuamente a luchar contra el descarte y el desperdicio, exijamos opciones políticas que combinen progreso y equidad, desarrollo y sostenibilidad para todos, de modo que nadie se vea privado de la tierra que habita, del buen aire que respira, del agua que tiene derecho a beber y del alimento que tiene derecho a comer”, dijo Francisco.
Francisco indicó entonces “dos palabras clave de la ecología integral: contemplación y compasión.
Volver a la contemplación
“Hoy, la naturaleza que nos rodea ya no es admirada, sino ‘devorada’. Nos hemos vuelto voraces, dependientes de las ganancias y los resultados ahora y a toda costa. La mirada a la realidad es cada vez más rápida, distraída, superficial, mientras en poco tiempo se queman las noticias y los bosques”, señaló el pontífice.
Y agregó: “Hartos del consumo, estamos ansiosos por la última ‘app’, pero ya no sabemos los nombres de los vecinos y mucho menos sabemos distinguir un árbol de otro. Y, lo que es más grave, con este estilo de vida se pierden las raíces, se pierde la gratitud por lo que hay y por quienes nos lo dieron”.
“Para no olvidar, debemos volver a contemplar; para no distraerse con mil cosas inútiles, es necesario volver a encontrar el silencio; para que el corazón no se enferme, Necesito parar. No es fácil. Por ejemplo, necesitamos liberarnos del aprisionamiento del celular, mirar a los ojos de quienes nos rodean y la creación que nos fue dada”.
“Contemplar -dijo- es darse tiempo para estar en silencio, para orar, para que vuelva al alma la armonía, el sano equilibrio entre cabeza, corazón y manos; entre pensamiento, sentimiento y acción”.
Francisco indicó que “la contemplación es el antídoto de elecciones apresuradas, superficiales y poco concluyentes. Los que contemplan aprenden a sentir la tierra que los sostiene, comprenden que no están solos y sin sentido en el mundo. Descubre la ternura de la mirada de Dios y comprende que es precioso. Todos somos importantes a los ojos de Dios, todos podemos transformar un poco de un mundo contaminado por la voracidad humana en la buena realidad deseada por el Creador. Los que saben contemplar, de hecho, no se quedan de brazos cruzados,
Compasión: la mejor vacuna contra la epidemia de la indiferencia
La compasión es lo opuesto a nuestra indiferencia, aseguró el pontífice, y es “la mejor vacuna contra la epidemia de la indiferencia”: “No me concierne”, “no depende de mí”, “no estoy involucrado” – dice – son los “síntomas de la indiferencia”. En cambio, quien tiene compasión, pasa del “de ti no me importa” al “eres importante para mí”.
La compasión, dijo aún Francisco, “no es un sentimiento bonito, no es pietismo”, sino que “es crear un nuevo vínculo con el otro”, es “hacerse cargo” como el buen samaritano que, movido por la compasión, se ocupa del desventurado que ni siquiera conoce.
Y es que el mundo “necesita esta caridad creativa y activa”, de “personas que no se paren frente a una pantalla para hacer comentarios, sino que se ensucien las manos para remover la degradación y restaurar la dignidad”. Tener compasión es “elegir no tener enemigos, para ver en cada uno a mi prójimo”, explicó Francisco, señalando que esto no significa “volverse blando”, sino, por el contrario: quienes tienen compasión, “entran en una dura lucha diaria contra el descarte y el desperdicio, el descarte de los demás y el desperdicio de las cosas”.
Hace daño pensar en cuánta gente se descarta sin compasión: ancianos, niños, trabajadores, personas con discapacidades… Pero el desperdicio de cosas también es escandaloso.
Mil millones de toneladas de alimentos se tiran cada año
De hecho, Francisco hace referencia a los más de mil millones de toneladas de alimentos comestibles que se tiran en los países industrializados cada año, y pide luchar, en ayuda recíproca, “contra el descarte y el desperdicio”, exigiendo “opciones políticas que combinen progreso y equidad, desarrollo y sostenibilidad para todos, de modo que nadie se vea privado de la tierra que habita, del buen aire que respira, del agua que tiene derecho a beber y del alimento que tiene derecho a comer”.
“Salvaguardar nuestra casa común”, fue el nuevo llamamiento del Papa, una tarea que concierne “a todos”, en especial a los responsables de las naciones y las actividades productivas. Nuestro desafío hoy, – afirmó el Papa – no es “cómo nos arreglamos, cómo salimos de esto”: nuestro verdadero desafío es “cómo será la vida de la próxima generación”.
“Tenemos que mirar lejos, de lo contrario la historia no perdonará.”
En su saludo final el obispo de Roma deseó a cada uno que alimente “la contemplación y la compasión”, ambas “ingredientes indispensables”, dijo, de “la ecología integral”.