El profe Guillermo Arévalo condenado a 17 años de prisión insiste: “Sé que soy inocente ante los ojos de Dios”
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Sáenz Peña. «La justicia no se trata de meter a alguien en la cárcel para que el periodismo diga condenado o absuelto«, dijo el reconocido DT de básquet Guillermo Arévalo.
El hombre fue sentenciado el miercoles a 17 años de prisión por la Cámara Primera en lo Criminal de Sáenz Peña, a cargo de Rodolfo Lineras, por el delito de abuso sexual con acceso carnal, agravado por la condición de encargado de la Educación.
Arévalo decidió no declarar en la etapa de investigación, pero sí lo hizo luego de las testimoniales y antes de cerrar el juicio. En ese contexto, el DT dijo que “la historia que presenta la señora Fiscal es una copia calcada de toda la farsa que fue la acusación y ella reproduce exactamente las palabras de las partes acusadoras”.
En su discurso, el acusado se dirigió al Juez y le agradeció porque “me sentí cómodo durante el juicio”. “Me ha escuchado toda la secuencia, y considero que he sido sometido a un juicio con todas las garantías de la defensa”, comentó.
Luego, expresó que “Dios en sus múltiples sabidurías, me hizo saber que yo estoy diciendo la verdad, pero que no lo traicionaba, no lo voy a traicionar. Y no me importan las consecuencias que traiga el hecho de no contar la verdad con respecto a la intimidad de éste chico. Como hijo de Dios jamás me he vencido, ni siquiera con la cárcel”. «Yo sé que ahí adentro no voy a morir, porque Dios me va a dar la libertad, así está escrito y a si va a ser», indicó.
Siguiendo en esa línea, acusó a la madre de uno de los menores involucrados de ser “la hija de Satanás” y agregó que “por la mentira, tiemblan, yo soy hijo de Dios. Jamás la mentira puede prevalecer por sobre la verdad».
Refugiado en su creencia religiosa, continuó el relato comentando que “Dios es justo y poderoso para perdonar cualquier error que comete cualquier persona porque ante Dios todos pecamos, después le rendiremos cuenta algún día a él. Pero yo estoy limpio, sano, puro, inocente ante los ojos de Dios. Yo le decía al Dr. Jachesky que está escrito que el preso agobiado será liberado pronto y no morirá, ni tampoco le faltará pan, eso es lo que yo creo, yo sé que ahí adentro no voy a morir, porque Dios me va a dar la libertad, así está escrito y a si va a ser”.
“Sé muy bien para qué está la Fiscalía, para qué está el Defensor, y tengo en claro que la decisión la toma el Juez. Usted ha podido observar cuál ha sido mi defensa, yo sé que usted decide y es usted quien va a decir quién dice la verdad”, continuó dirigiéndose al Juez.
Para finalizar su declaración, Arévalo expresó que “yo quiero cerrar esto, para no hacerlo más largo, con la palabra justicia. Justicia es igual a verdad, justicia no se trata de meter a alguien en la cárcel para que el periodismo diga ‘condenado o absuelto’, y yo confío en usted, yo confío en Dios. Yo sé que soy inocente ante los ojos de Dios, yo puedo vivir en una cárcel, debajo de un árbol, donde sea, pero protegido por Dios. Acá, para cerrar, le digo a usted, como Juez, a la Sra. Fiscal, a la Sra. Secretaria, al abogado y al guardia que está acá a mi espalda, espero que sea Dios quien guíe siempre sus pasos».
Cabe destacar que Arévalo, mientras trabajaba como DT de básquet en un club de Sáenz Peña, tenía a cargo a dos chicos, uno de 14 años y otro de 16, y fue denunciado por abusar sexualmente de ambos menores.
La denuncia fue efectuada en la localidad Termal, luego de que el más chico haya podido escapar de la vivienda donde convivía con el DT y regresar a Las Palmas, donde le contó a su madre lo que ocurría. Los menores habrían sido captados por Arévalo, bajo la promesa de prepararlos física y técnicamente en básquet. Por esto, la madre del más chico hasta le había firmado a Arévalo una autorización para que se haga cargo de su hijo.
La sentencia
La Cámara Primera en lo Criminal, a cargo del Rodolfo Lineras, condenó a Guillermo Arévalo por el delito de abuso sexual con acceso carnal, agravado por la condición de encargado de la Educación, a 17 años de prisión con inhabilitación total. La fiscal, María Osicka había solicitado una pena de 24 años de prisión.
El director técnico de básquet fue llevado a juicio por el delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado por la relación de convivencia y encargado de la educación o de la guarda y corrupción de menores en concurso real”. Arévalo tenía a su cargo a la menor por medio de una autorización que le dio la madre a través de un Juzgado de Paz.
El miércoles al Juez Rodolfo Lineras condenó a Guillermo Arévalo a 17 años de prision por los delitos de «Abuso sexual con acceso carnal agravado por la condicion de encargado de la educacion y de la guardaa y por la situación de conviviencia en concurso ideal con promoción a la corrupción de menores agravada».
Ademas en uno de los puntos de la sentencia el magistrado insta a la Fiscalía de Investigaciones N° 4 a proseguir con la investigación por el caso del otro menor supuestamente abusado por Arévalo y ademas pidió que se corra de vista a la Fiscalía que por turno corresponda para que investigue la posible comisión de un delito de acción pública por parte del autoridades del Club de Regatas de Resistencia.
La fiscal María Rosa Osiska había solicitado la pena de 24 años de prisión de cumplimiento efectivo para el reconocido entrenador de básquetbol Guillermo Arévalo a quien consideró penalmente responsable de los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por la relación de convivencia y encargado de la educación o de la guarda y corrupción de menores en concurso real.
Según se pudo saber durante el desarrollo del juicio, los testigos y las pruebas exitentes en el expediente fueron «más que suficientes para acreditar con certeza la autoría de Arévalo por los delitos que se le imputan».
Ademas el examen psicológico del DT de Básquet determinó que el mismo “se encuentraba lúcido, coherente y ubicado en tiempo y espacio por lo que comprendía la criminalidad de sus actos y posee libertad de autodeterminación no habiendo sido obligado a llevar adelante estas acciones por lo que corresponde el reproche penal correspondiente”.