21 noviembre, 2024

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En Cuaresma el Papa invita a romper con la mediocridad y las vanidades

Roma. En su Mensaje para la Cuaresma de 2023, el Santo Padre destacó la relación entre el camino de Cuaresma y el camino sinodal, ambos enraizados en la tradición y abiertos a la novedad.

La “transfiguración” personal y eclesial es el objetivo del camino ascético de Cuaresma, y también del proceso sinodal, escribe el papa Francisco en su Mensaje para la Cuaresma de 2023, firmado el 25 de enero, en la solemnidad de la Conversión de San Pablo y difundido este viernes, lleva por título “La Penitencia Cuaresmal y el Camino Sinodal”.

El papa Francisco se inspira en el relato evangélico de la Transfiguración, proclamado cada año el segundo domingo de Cuaresma. Al igual que con los discípulos elegidos en la Transfiguración, Jesús “nos lleva con Él a un lugar apartado” durante la temporada de Cuaresma.

“La penitencia de Cuaresma -escribe el pontífice- es un compromiso, sostenido por la gracia, para superar nuestra falta de fe y nuestra resistencia a seguir a Jesús en el camino de la cruz”.

Esto requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, que son también requisitos para el Camino Sinodal; y por eso podemos decir que “nuestro camino cuaresmal es ‘sinodal’ ya que lo hacemos juntos por el mismo camino, como discípulos del único Maestro”.

“Tanto en el camino litúrgico como en el camino del Sínodo, la Iglesia no hace otra cosa que entrar cada vez más profunda y plenamente en el misterio de Cristo Salvador”.

Al igual que el viaje de los discípulos al Monte Tabor, el papa Francisco reconoce que el proceso sinodal puede parecer arduo y llevar al desánimo.

Sin embargo, dice que “lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y asombroso, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión en el mundo”.

Señalando la aparición de Moisés y Elías, que representan la Ley y los Profetas, en la Transfiguración, el Papa señala: «De manera similar, el camino sinodal está enraizado en la tradición de la Iglesia y al mismo tiempo abierto a la novedad».

Y explica que “la tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos y evitar las tentaciones opuestas del inmovilismo y la experimentación improvisada”.

Para alcanzar nuestra meta de transformación o conversión personal y eclesial, el Papa propone dos caminos inspirados en la Transfiguración de Jesús.

La primera es la escucha de la Palabra de Dios y de nuestros hermanos. El Papa nos recuerda que la escucha de Cristo pasa muchas veces por la escucha de nuestros hermanos en la Iglesia.

El segundo camino implica enfrentar la realidad de las luchas diarias de la vida, sin dejarse atrapar por eventos y experiencias extraordinarias. Francisco recuerda que ni la Cuaresma ni el proceso sinodal son fines en sí mismos, sino que nos conducen a la experiencia de la Pascua.

“Bajemos, pues, al llano”, concluye el Papa, “y que la gracia que hemos experimentado nos fortalezca para ser ‘artesanos de la sinodalidad’ en la vida ordinaria de nuestras comunidades”.

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