Mundo. Maria Van Kerkhove, jefa técnica de la Organización Mundial de la Salud para el coronavirus, dijo en una entrevista con El País que las vacunas por sí solas no son suficientes ya que no previenen los contagios; insistió en que las personas tomen recaudos para las fiestas, como realizarse un test antes de juntarse.
Los gobiernos tienen que actuar de forma urgente si quieren evitar una explosión de casos de coronavirus, tanto de la variante dominante, la delta, como de la nueva cepa cuyas mutaciones inquietan a los científicos, ómicron.
Así lo advirtió Maria Van Kerkhove, directora de la unidad de enfermedades emergentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una entrevista exclusiva con el diario El País.
«Creo que nos enfrentamos a un tsunami de infecciones en el mundo, tanto de delta como de ómicron. Se lo repito a los gobiernos: no esperen para actuar. Y no me refiero a confinamientos», dijo Van Kerkhove desde su oficina en Ginebra.
La epidemióloga, de 44 años, ha estado a la cabeza de la lucha contra el coronavirus desde que comenzó la pandemia bajo el cargo de jefa técnica de la OMS.
Aseguró al medio español que está preocupada por las reuniones sociales típicas de las fiestas de fin de año, en especial tras el surgimiento de la variante ómicron, que a pesar de que la mayoría de los informes arrojan que es una cepa leve, «es pronto para decirlo» ya que la información disponible es «muy limitada ahora mismo».
«Las fiestas reúnen a la gente, como debe ser. Lo que pedimos a todas las personas es que sean extremadamente prudentes. Es realmente difícil, lo reconocemos», indicó Van Kerkhove. «No hay riesgo cero, pero se puede reducir si todo el mundo se vacuna, si te haces un test de antígenos antes de ir, si haces actividades al aire libre, si aseguras una buena ventilación, si limitas el número de personas o si pedís a la gente que sea extremadamente cautelosa».
En este sentido, Van Kerkhove señaló que la vacunación por sí sola no es suficiente, ya que previene las hospitalizaciones y las muertes, pero no los contagios, por lo que es necesario tomar medidas de prevención extras.
«Seguiremos viendo muertes»
La nueva variante, detectada en unos 40 países, llama la atención por la cantidad de mutaciones genéticas que presenta y está bajo investigación para determinar su nivel de transmisibilidad y su resistencia a las vacunas.
Consultada al respecto, la científica explicó que si la variante «tiene una mayor transmisibilidad y hay un gran número de casos (…) ese mayor número de casos se traducirá en un mayor número de hospitalizaciones. Y un mayor número de hospitalizaciones en un sistema ya sobrecargado conducirá a más muertes. Así que no es algo bueno. Sería una buena noticia que no cause una enfermedad más grave, pero una variante altamente transmisible provocará más casos».
Si la ómicron resulta ser más transmisible que la delta y las vacunas no logran generar inmunidad, «entonces el virus seguirá circulando y seguiremos viendo muertes», alertó.
«La gran pregunta es qué pasará con las mutaciones y la evolución del virus. ¿Ha llegado ya a su adaptación óptima? Mucha gente piensa que tiene margen de mejora para convertirse en más transmisible. ¿Será más grave o más leve? No lo sabemos», respondió a El País.
Dosis de refuerzo
En línea con la opinión del OMS, la experta cuestionó la aplicación de dosis de refuerzo al tiempo que instó a las grandes farmacéuticas a «compartir la propiedad intelectual y transferir tecnología» para lograr una mayor producción de vacunas y evitar la desigualdad de la inmunización en el mundo.
«Tenemos que utilizar las vacunas de la manera más efectiva para todo el planeta, no solo para algunos países. Nosotros recomendamos encarecidamente que las personas vulnerables reciban su primera y su segunda dosis en todos los países, antes de que las personas que ya están protegidas reciban dosis de refuerzo. Algunos países creen que pueden proteger a su propia población mientras el virus sigue circulando en otros lugares. Es una falsa sensación de seguridad», indicó.
Y lanzó un mensaje directamente para Pfizer y Moderna: «Pueden compartir la propiedad intelectual y transferir tecnología para aumentar la producción y hacer que las vacunas estén disponibles para los países que quieren comprarlas. No es caridad».