Por Cr. Facundo Pujol
El 21 de abril de 2025 será recordado no sólo como el día de la partida física del Papa Francisco, sino como el momento en que su legado doctrinal quedó definitivamente consagrado en la historia contemporánea. Un legado que no se limita a lo estrictamente religioso, sino que se proyecta con fuerza sobre los debates económicos y sociales de nuestro tiempo.
Jorge Mario Bergoglio entendió como pocos líderes mundiales que las dinámicas económicas no son neutras, y que detrás de cada indicador de crecimiento o de cada operación financiera subyace una concepción ética, una visión sobre la dignidad de las personas y sobre la finalidad de la vida en común. Desde el inicio de su pontificado, su magisterio denunció con claridad las profundas heridas que el modelo económico global ha infligido a millones de seres humanos: la exclusión estructural, la mercantilización de la vida, la concentración obscena de la riqueza y la indiferencia institucionalizada.
Lejos de las fórmulas complacientes, Francisco elevó una voz profética: «esta economía mata«. Con esa frase lapidaria sintetizó una crítica estructural que no se limita a señalar abusos ocasionales, sino que cuestiona la lógica misma del sistema que prioriza la rentabilidad sobre el bien común, el lucro individual sobre la dignidad colectiva.
Su propuesta fue tan disruptiva como coherente. No llamó a destruir el mercado, sino a subordinarlo a un orden ético superior; no predicó la utopía, sino la urgencia de reconstruir prácticas económicas orientadas a la inclusión, el trabajo digno, el acceso equitativo a los bienes y el respeto irrestricto por la creación.
En momentos en que los desafíos sociales y económicos parecen desbordar la capacidad de los Estados y en que el mercado global impone sus reglas con creciente autonomía, el legado económico de Francisco ofrece una hoja de ruta alternativa: poner nuevamente al ser humano en el centro, medir el éxito económico no por la expansión de las cifras, sino por la expansión de los derechos, de la equidad, de la justicia.
La gravedad de las cifras actuales revela la pertinencia de su mirada. Según el último Informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI), publicado por cinco organismos de las Naciones Unidas, alrededor de 733 millones de personas padecieron hambre en 2023, lo que equivale a una de cada once personas en el mundo, y a una de cada cinco en África.
De persistir las tendencias actuales, unos 582 millones continuarán en estado de subalimentación crónica para 2030, la mitad de ellos en el continente africano.
A la vez, más de 2.800 millones de personas no pueden acceder económicamente a una dieta saludable, un drama que alcanza a más de un tercio de la población mundial, con un impacto desproporcionado en los países de ingresos bajos, donde más del 70 % de la población sufre esta restricción alimentaria básica.
Como Francisco proclamó en Evangelii Gaudium:
«No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa».
Una economía que se desentiende del sufrimiento humano ha perdido su alma.
El pontífice argentino no elaboró tratados técnicos ni diseñó planes de gobierno, pero dejó en herencia un principio rector ineludible: sin fraternidad no hay economía sostenible, sin solidaridad no hay futuro compartido.
Su muerte no clausura su mensaje. Al contrario: lo instala como un imperativo moral en un tiempo que parece haber extraviado su brújula ética.
En la era del algoritmo y de la hiperconectividad, la palabra de Francisco nos recuerda que la verdadera modernidad no radica en la velocidad del capital, sino en la profundidad de la justicia. Es responsabilidad de quienes pensamos la economía como ciencia social recoger ese testimonio y transformarlo en acción concreta.
Fuente: Informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI), Evangelii Gaudium.
Sobre el autor:
Cr. Facundo Pujol es Contador Público egresado de la Universidad Nacional del Chaco Austral. Docente Adjunto por concurso de la cátedra de Finanzas Públicas, y Jefe de Trabajos Prácticos de la catedra de Análisis Económico de la carrera de Contador Público en UNCAUS. Fundador de la consultora Chaco Meridiano. Asesor contable en el Estudio Jurídico y Contable Pujol. Analista económico en Radio La Red Sáenz Peña, Radio Centro, Opción de Noticias, radio Natagalá y Multimedios Ciudad.