19 abril, 2025

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El portal de periodismo de Sáenz Peña, Chaco

¿Se nos está permitido hacer absolutamente todo por conquistar un voto?

Sáenz Peña. La presencia de políticos locales en el Vía Crucis abre una serie de líneas de reflexión. Todos los años es cierto que funcionarios de distintos ordenes participan de la ceremonia, pero ¿si sos candidato, no estarás buscando un voto?

¿Es correcto que un político participe en una peregrinación? Absolutamente sí. Como cualquier ciudadano, una persona que abraza la política tiene todo el derecho y hasta el deber cristiano de vivir su fe públicamente, más aún si es algo que forma parte de sus creencias más intimas.

Jesús nunca pidió que escondamos nuestra fe, al contrario: “Que brille su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre”, dice el Evangelio de Mt 5,16.

Pero el cómo se hace, importa. Sí, porque es el testimonio que damos el que sobresale y nos precede. Entonces nace una pregunta: ¿Y si cargo la cruz al frente, siendo candidato? ¿O si camino lo más pegado al celebrante sea este el Obispo o un sacerdote, para que las demás miradas no me extravíen entre la multitud?

Es allí donde entramos en una zona delicada.

Claro que si una persona hace esto con sinceridad, como un gesto de fe profunda, de sacrificio, de entrega, entonces nadie pudiera cuestionarlo y lo vería como una muestra más de la vivencia espiritual. Pues ciertamente tal vez la cruz representa para esta persona la carga de servir a un pueblo, el compromiso con los que sufren, la entrega de su vocación.

Pero, ¿Qué pasa si lo hacemos sólo para hacernos ver? En especial para hacernos ver en un momento tan particular cómo en medio de una campaña electoral. Para sumar votos, para causar impacto. Es aquí donde nace un riesgo de convertir algo sagrado en una estrategia de imagen. Y eso puede ser mal visto y no sólo por los demás, sino hablando desde la fe incluso también por Dios, que ve el corazón.

Ante acciones como estas la gente puede decir muchas cosas, y es inevitable que eso suceda: Algunos verán un gesto genuino. Otros dirán que sólo se busca cámaras. Algunos se sentirán inspirados. Otros se sentirán incómodos o incluso manipulados. Pero claro, las escrituras sagradas enseñan que Jesús también fue mirado con sospecha por muchos, entonces lo importante es qué hay en el corazón de la persona y para quién hace las cosas.

Uno debiera preguntarse con honestidad: ¿Lo hago por fe o por efecto? ¿Lo hago con actitud de recogimiento, sin buscar protagonismo? ¿Pude participar respondiendo a mi fe pasando desapercibido, entendiendo que los gestos más fuertes son los más silenciosos, y no lo hice porque me ganó el político que busca los flashes?.

Las imágenes de algunos políticos en el Vía Crucis inundaron las redes sociales con comentarios y observaciones. ¿Se nos está permitido hacer absolutamente todo por conquistar un voto?, es la pregunta que nos surge.

Como reflexión final queda uno debería interpelarse que si acostumbra participar de estas peregrinaciones incluso cuando no hay elecciones, entonces se actúa en coherencia con la vida que se lleva. Pero si la presencia se da sólo en este contexto electoral, podría interpretarse como oportunismo.

Los conciudadanos podrían razonar diciendo «es un candidato comprometido con su comunidad y con valores espirituales», o bien «está usando la religión para ganar votos, instrumentaliza la fe del pueblo».

La politización de los símbolos religiosos suele generar suspicacias. El accionar bien puede ser legítimo y honesto, pero al ser figura pública y estar en campaña, todo gesto se interpreta también en clave política.

Para reflexionar.

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