Sáenz Peña. En la puerta de los supermercados, en algunas esquinas concurridas, en algunos comercios de ropa, en semáforos, se aprecia una presencia importante de menores. No hay actuación de parte de las autoridades.
A muchos les resulta incrédulo que algunos padres obliguen a sus hijos menores a mendigar ya sea pidiendo monedas o comida en las puertas de los supermercados. Las sucursales de El Arriero son testigos diarios de esta situación. De la presencia esporádica de uno o dos niños en las ultimas semanas se han visto hasta cinco o siete por turno, es decir por mañana y por la tarde.
Desde el «Doña le cuido la moto» a «Si le sobra algo cuando sale» son frases comunes en labios de los niños. Muchos hasta tienen reacciones de enojo ante el «no» de los clientes. Los propietarios de los comercios no ordenan esto, y algunos niños avanzan sobre la gente en los estacionamientos otros les salen al paso en las puertas de ingreso.
Ni Desarrollo Social, ni el Juzgado del Menor, ni la afamada UPI, toman cartas en el asunto. Muchos chicos ofrecen cosas en venta, es decir son obligados a vender cosas para llevar dinero a sus casas.
Un dato no menor es que una consultora determinó que una familia con tres hijos que califican para la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar (es decir, de hasta 14 años de edad), más dos padres anotados en el plan Potenciar Trabajo recibe del Estado unos $72.738 al mes.