Sáenz Peña. El empresario Julián Vilar extorsionó a la Municipalidad hasta el cansancio, utilizando a los trabajadores para que la comuna acceda, como ocurrió varias veces, a solventar los desmanejos económicos de la empresa que desde hace tiempo es deficitaria. Hoy martes Vilar, apoyado por solo 10 de los 58 empleados, volvió a hacer rodar los colectivos, pero sin concesión vigente, sin cumplir con requisitos de provincial y municipio, y careciendo de la oblea de revisión técnica.
Los empleados de la empresa, que desde hace meses esperan que el empresario les pague los sueldos adeudados, aseguraron que hasta hoy «no nos dio ni siquiera un solo peso». Sin embargo Vilar consiguió convencer a 10 de sus empleados para sacar los colectivos a la calle y acudiendo a algunos comunicadores para dejar en claro que era por «decisión exclusiva de la empresa». No obstante jamás comunicó ni recorridos, ni paradas, ni frecuencia horaria.
En la mañana de este martes, varios colectivos de la Línea 1 de la empresa San Roque comenzaron a operar sin la autorización municipal en Sáenz Peña (la concesión que poseían por el servicio ya esta caída desde hace meses), generando preocupación por las condiciones de seguridad de los vehículos.
La Subsecretaría de Inspección General ya había notificado a la empresa sobre la prohibición de prestar el servicio sin habilitación. A esto el secretario de Gobierno Municipal, Diego Landricina, pidió a los ciudadanos que eviten usar estos colectivos no autorizados, mientras se toma acción para resolver la situación. «La empresa San Roque iba a volver a prestar el servicio, en los ramales que ellos consideraban, en la forma en que ellos querían y con los vehículos y choferes que ellos pretendían. Pero eso no funciona así cuando se trata de un servicio público, por más que la empresa sea privada”, aclaró el funcionario.
Al parecer el empresario busca reinstalar en la opinión pública el conflicto, ya que sus pretensiones y extorsiones no dieron resultado esperado. Vilar pretendía que la Municipalidad, con apoyo de la Provincia, le entregue dinero (al rededor de 150 millones de pesos) para pagar sueldos, le garanticen una entrega mensual de 30 mil litros de gasoil y aumente el boleto a más de 1.200 pesos.
El Municipio, que otras veces accedió a este tipo de aprietes, no cedió en esta oportunidad y decidió comprar minibuses para municipalizar el servicio. Vilar tomó de rehén la plaza central y organizó un acampe por semanas, se apoyó en actores del Peronismo para que se activada una medida cautelar en la Justicia, pero siempre insistiendo con sus pretensiones económicas, y jamás le habló con honestidad a sus trabajadores a los que utilizó para enfrentar a la Municipalidad y hasta hoy en día no les paga el sueldo.