Melbourne, Australia. El defensor Gabriel Mercado anotó el único tanto a los 45 minutos del primer tiempo, tras capturar un rebote en el área chica después que Nicolás Otamendi cabeceó al palo y dejó sin respuestas al arquero Wevrton.
Argentina fue el dominador de la etapa inicial, con una asfixiante presión sobre la salida de Brasil, líder de las Eliminatorias sudamericanas, y lastimó muchísimo por el lado izquierdo del ataque, con Ángel Di María como protagonista.
En los primeros 45 minutos en el banco albiceleste, Sampaoli estuvo muy activo, arengando a sus jugadores, y logró contagiar algunos de sus principales conceptos futbolísticos, pese al poco tiempo de trabajo previo.
En el complemento, sin embargo, la energía decayó considerablemente en el combinado argentino y Brasil tuvo sus opciones para empatar, pero la fortuna y algunas intervenciones del arquero Sergio Romero, lo impidieron.
El próximo paso de la Selección argentina será el martes, como visitante de Singapur, para cerrar la gira por Asia y poner la cabeza en el choque frente a Uruguay, por las Eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia 2018.
Apenas 20 segundos tardó Argentina en demostrar sus credenciales de este nuevo ciclo con Sampaoli, al salir a presionar bien alto sobre la posesión de Brasil, con la arenga constante del activo entrenador desde la banda.
Fue el objetivo de la fría noche en Melbourne: no dejar manejar la pelota con comodidad a Brasil, que no tenga circulación por el mediocampo y que se vea obligado a lanzar la pelota sin un objetivo determinado.
Cuando lograba recuperarla, tal como había adelantado Sampaoli, el «dibujo» se modificaba automáticamente para juntar gente por el medio y abrir los extremos.
¿La intención? Conseguir un par de pases cortos en velocidad para romper el adelantamiento de Brasil y ahí rápidamente buscar el espacio para conseguir ganar las ventajas.
Principalmente, los ataques argentinos se gestaron por la derecha y finalizaron por la izquierda, donde Ángel Di María representó un dolor de cabeza constante para Fagner y Coutinho.
Por ahí llegó la más peligrosa del primer tiempo, cuando con espacios Di María tiró una pared con Dybala -que devolvió con una de billar-, se metió en el área y reventó el primer palo de zurda.
Del otro lado, en una de las pocas veces que logró agarrar mal parada a la defensa albiceleste tras romper la presión, la tuvo Coutinho, que recibió solo en el área tras una combinación entre Willian-Jesús, pero fue bien asfixiado por «Chiquito» Romero.
El posicionamiento en cancha de Argentina se complementó a la perfección con el ímpetu de un nuevo ciclo, por lo que la intensidad fue la principal arma a la hora de defender.
Y todo esto, sin que el capitán Lionel Messi pueda aparecer en plenitud, porque fue uno de los encuentros en los que menos trascendencia tuvo con la camiseta albiceleste.
Sin poder conectar con Paulo Dybala, apenas un par de cambios de frente para Di María fueron los reflejos de su talento.
Sobre los 42 minutos volvió a llegar la Selección albiceleste, cuando otra vez Di María se soltó por izquierda, recibió de Banega en el espacio por detrás de los mediocampistas y, después de un despeje, la calzó de volea bárbaro para obligar a Wevrton a tirarla al córner.
Y de esa jugada iba a llegar la apertura del marcador, con un centro preciso de Di María al corazón del área, donde Otamendi ganó de cabeza, la pelota pegó en el palo y Mercado, que acompañaba la jugada, definió al arco libre.
El 1-0 con el que empezó el segundo tiempo era justificado por el trabajo que había realizado la Argentina, aunque el desgaste era un interrogante a resolver.
Y justamente ocurrió que los dirigidos por Sampaoli se fueron quedando sin nafta, se dedicaron a intentar no sufrir, quizás motivados por la pérdida de una referencia de área como Higuaín, reemplazado en el entretiempo por Correa.
Con poco control de pelota por parte de la Albiceleste, Brasil empezó a dominar el terreno, estuvo más cómodo y encontró espacios donde antes no los había tenido.
Los cambios en Argentina le quitaron jerarquía y despliegue, pero el principal problema fue los espacios que quedaron entre la línea de medios y la defensiva.
Allí, Gabriel Jesús consiguió desmarcarse para recibir con espacio y encarar, generando peligro, como cuando se metió a pura gambeta en diagonal en el área, quiso buscar con rosca el segundo palo, pero encontró bien plantado a Romero.
Enseguida, el delantero del Manchester City volvió a ganar las espaldas de la defensa, gambeteó a Romero, pero cuando quedó con el arco a su merced le pegó al palo derecho, y en el rebote, Willian reventó el otro parante, en la más clara de Brasil en todo el encuentro.
Sampaoli, con sus modificaciones, fue modificando la estructura: pasó a defender con línea de cuatro (entraron Mammana y Tagliafico en los laterales), dos mediocampistas de contención (Biglia y Guido Rodríguez), Banega de enlace, y Messi, Di María y Correa sueltos.
En esos últimos veinte minutos, Argentina estuvo más asentado, intentó no sufrir -pese a algunos centros picantes de Willian y Douglas Costa- y terminó festejando un triunfo importante, principalmente, desde la confianza en un nuevo proyecto.
Un examen inicial cumplido para Sampaoli, a quien le queda mucho camino por recorrer, analizar y pensar, para intentar lograr la clasificación a Rusia 2018, su objetivo primario.