Charata. La problemática hídrica que, desde hace un mes, asola a tres departamentos, se agrava. La crítica apunta fundamentalmente al APA.
Cientos de vecinos se convocaron, en diferentes puntos del sudoeste chaqueño para pedir a las autoridades de la provincia urgente intervención ante la desesperante situación por la acumulación de agua. Los caminos prácticamente desaparecieron, según una amplia publicación de DiarioNorte.
Hace más de 15 días los vecinos de Pampa Avila y Tres Estacas aseguraban que la situación de exceso hídrico era más grave que en 2019, días después volvió a llover, y hace un mes la vida de miles de personas que habitan la zona rural de Charata, Pinedo y Las Breñas cambió rotundamente. No hay clases, no pueden tener asistencia médica en salas de primeros auxilios, muchos tienen agua dentro de sus casas, y los caminos, como la ruta 12 clave conexión con centros urbanos, además de comercial y productiva con Santiago del Estero, está intransitable.
Pampa Avila, está ubicada a 48 kilómetros de Charata María Cristina, vive a dos kilómetros con su esposo y siete hijos. Tiene agua dentro de su casa, y alrededores. «Hace más de un mes que estamos así, con tarimas dentro de la casa para no estar dentro del agua. Hacemos canaletas, pero a las dos horas está de nuevo el agua adentro. No tenemos agua para tomar, porque se desmoronó el pozo. El baño lo tenemos afuera. Necesitamos que hagan alcantarillas, que hagan terraplén. El agua que vine a mi casa baja del norte, y se va por la 12», contó, para ejemplificar el panorama complejo que viven las comunidades rurales.
Isabel, otra vecina del lugar dijo «no se puede estar de noche por los mosquitos, y además tengo diabetes. Además, tengo una herida en el pie. Yo sola, con mi marido estamos acá, y a veces no podemos salir»
«Necesitamos que se haga la ruta porque los chicos no pueden ir al colegio, y si nos enfermamos no hay camino para salir. Mi hija empezó la terciaria, y tiene que ir a Charata. Los maestros y profesores no pueden llegar, pero los chicos tampoco. Mi otra hija hace un mes que no tiene clase (concurren al colegio de Pampa Cejas). Esto no es ruta, ni camino, es prácticamente una picada. No es vida esto», insistió Roxana.
María es más contundente y pide la presencia –en obras- de las autoridades. «Necesitamos que APA y Vialidad Provincial se hagan cargo de la situación. Porque no tenemos ruta, porque directamente es un canal. El rellanado de la 12 terminó en Charata después de la primera lluvia. No tenemos respuestas. Hay familias que tuvieron que abandonar sus casa, no tenemos colegios, ni sala de salud, y ni hablar del trabajo porque los productores no pueden levantar sus cosechas», afirmó.
Tres Estacas
Luis, es vecino de otro paraje, quizás el más grande de la región, que cuenta con alrededor de 1300 habitantes. «Dentro de todo podemos decir que estamos bien, porque no hay agua adentró de la casa, pero necesitamos obras. Todos los parajes tenemos problemas», agregó. Muchos, tampoco pueden trabajar, si no hay cosechas.
El Palmar, zona rural de General Pinedo, fue de los lugares más castigados en 2019, y en este 2022 su situación también es complicada. Karina, habitante de esta región señaló «estamos preocupados porque no tenemos ruta, no tenemos salida. Si alguien se llega a enfermar cómo salimos. No pueden llegar los maestros. Nos preocupa todo. Hemos pedido muchas cosas para la escuela en 2019 que no llegaron. La escuela tiene agua, la sala de primeros auxilios tiene agua. Necesitamos canales», dice en un tono menos resignado que el resto y con más enfásis.
Ulises, recordó que el 2022 comenzó con problemas por la situación de abastecimiento de energía eléctrica en el verano, y ahora llegó el agua. «Vialidad hizo un canal, que es más una zanja, teniendo en cuenta la cantidad de agua que recibimos. Necesitamos la presencia de las autoridades. Vialidad está de paro, APA viene cada tanto, con un estudio abajo del brazo, pero no necesitamos más estudios; es la tercera vez en cinco años que el agua muestra donde quiere ir», remarcó
El otoño está llegando con temperaturas más bajas, y además de los insectos y víboras, a los habitantes de esta importante región rural, les preocupa la incertidumbre por respuestas a largo plazo.