Para un equipo que venía golpeado con nueve derrotas y una sola victoria -ante Georgia- en el año, el que estaba presionado y exigido de ganarle a Italia en Florencia, es una muy buena noticia este 31-15 conseguido en el Artemio Franchi, casa de la Fiorentina.
Salvo por el try del debutante -como titular- Cancelliere, gran aparición de Hindú, que tras una buena jugada continuada se animó a encarar y chocar como un flipper ante cinco italianos, los primeros 60 minutos fueron a pedir de un ordinario equipo local que se siente cómodo defendiendo, proponiendo un juego de forwards y embocando los penales de las infracciones que genera. Sus 15 puntos fueron producto de cuatro patadas de Canna y una -drop- de Violi.
La Azzurra juega a eso, y si le querés ganar, tenés que jugar mejor, algo que Los Pumas, con nuevamente flojas formaciones (5/8 en scrum; 12/15 en line) no conseguían hacer, porque no tenían el control de la pelota. Así, era un intercambio de tantos que, a los 57′, marcaba el 15-14 para el local.
Las variantes (buen ingreso de Bertranou) y la mayor paciencia y control en ataque dieron sus frutos para la Selección. A los 60′ lo dio vuelta Sánchez, con puntería recuperada (5/6, 13 tantos; el otro penal lo metió Hernández cuando sustituyó temporareamente al tucumano), y a los 69 y 77′ llegaron los tries de Kremer (entrada tras un ruck) y Tuculet (como wing derecho) tras un par de jugadas bien armadas con pases cortos, yendo al frente sin perder la pelota.
En el día del 70° test de Creevy y el medio centenar de Hourcade y Tuculet, hubo más motivos para celebrar, porque por fin se ganó. No da para el champán, quizá si para cerveza. Hay que mejorar porque, el sábado que viene, el cierre de temporada será ante el durísimo Irlanda en Dublín.