5 octubre, 2024

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Agredido verbalmente por un intolerante, la triste experiencia junto a mi nieto de 2 años

Por Horacio Fernández (*)

El que suscribe es director y propietario de este medio digital, que desde 2015 busca ser un espacio comunicativo donde se expresen todos, y conductor del programa Voces de la Jornada que emite LT16am950, la radio decana en Chaco. Además es importante mencionar que llevó haciendo periodismo desde el año 1994.

En todos estos años de ejercicio de mi profesión he tenido que sortear diversas situaciones. Cartas documentos, mensajes intimidatorios vía telefonía celular o con llamadas a teléfonos fijos de los lugares donde he trabajado, alguna vez me tiraron un auto encima cubriendo un acto político, abusos de dirigentes que buscaron intimidarme, aprietes de todo tipo. Gajes del oficio, como solemos decir en el rubro.

Nunca hice referencia a algún hecho en particular, pero hoy voy a hacer una excepción. No por el hecho en sí, que no es más que otro que se suma a la lista, sino por la circunstancia y el contexto.

Este martes 10 de septiembre mientras recorría el interior de un supermercado, en compañía de mi pequeño nieto de 2 añitos, una persona se acercó cruzándome el carrito delante e insultándome con tanta ira que hasta me invitó salir a fuera del comercio para «cagarme a trompadas». Por supuesto que, primero no accedí al pedido porque no me manejo de esa manera en la vida cual animal sin conciencia, y segundo pude ver tanta amargura en la mirada de esta persona que evidentemente tiene un trastorno que debería tratarse, para que esa violencia ejercida hacia mí no termine con familiares suyos maltratados.

El personaje, que ni viene al caso nombrarlo porque su única fama es arrastrar el apellido de su padre, un gran y reconocido artista, me persiguió entre las góndolas gritándome barbaridades. Típico de tener una actitud cerrada e inflexible. Reclamaba por su participación en uno de los programas de radio donde fue entrevistado hace un tiempo y por su intolerancia grotesca y su falta de respeto lo saque del aire. Pues entiendo que todos podemos pensar distinto, y comunicar nuestro pensamiento sin caer en la bajeza de mostrar intransigencia, fanatismo, terquedad, obcecación, obstinación, tozudez, o creerse un guapito del 1900 tal compadrito (provocador, jactancioso y pendenciero).

Opte por seguir haciendo mis compras, acompañado de mi nietito que me tomaba la mano e iba curioseando al paso, como lo hacemos cada mañana desde hace algún tiempo.

Claro está que este triste hombre de las cavernas muestra tener antecedentes de conducta violenta, con baja autoestima y sentimientos de desesperación. No soy médico pero debería buscar ayuda para su salud mental, y trastorno bipolar.

Sin lugar éste fue un hecho triste, protagonizado por un señorito que cree que con su guapeza es distinto. Pedante. Grafico estas líneas con la imagen que se aprecia porque quienes abrazamos el periodismo como la actividad profesional, nos involucramos con firmeza en el proceso de obtener, recopilar, analizar, crear, tratar, presentar y distribuir noticias e información.

Un desubicado más que encontré a la orilla de este caminar, y que seguramente en su pequeñez mental de razonamiento, que dudo lo tenga, buscaba tal vez una reacción para obtener el minuto de fama que, por desubicado e irrespetuoso, le negué en aquella nota. Mi pequeño nieto no se merecía desperdiciar un minuto de su tiempo para atender a un enfermo falto de fama.

(*) Periodista

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