22 noviembre, 2024

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Candidaturas, UCR, socios y aliados, y el relato de la «construcción» entre todos

Resistencia. El sitio de contenido político ChM repasó las vivencias que atraviesa la Oposición chaqueña donde el Radicalismo, con Rozas a la cabeza, acomoda piezas, pero sin contemplar a sus aliados. Cuando la discusión debiera ser sobre integrar a una alianza programática con espacios que permitan aumentar el electorado, la UCR se cierra a resolver su interna y que el resto solo mire.

La editorial de ChM plantea que la puja entre Polini (rozista) y Zdero (exrozista), con la participación de Ángel Rozas como gran elector, sigue su curso. Desde afuera hay sectores que miran con detenimiento: el PRO que impulsa a Lucas Figueras como posible candidato a gobernador, el ARI o Coalición Cívica, y ahora también referentes de Pichetto. Las encuestas ilusiona al Radicalismo, pero la realidad es que «solo» no puede construir un triunfo.

Mucho se habla de desprendimiento y construcción por estos días. Mientras Jorga Capitanich, gobernador chaqueño hoy que busca su reelección a un cuarto mandado (mientras espera ver si es convocado a la formula nacional por el kirchnerismo), tiene atomizado el PJ con un Bacileff Ibanoff irreconciliable, un Atlanto Honcheruk que pide pista, un Domingo Peppo herido y enojado, y un Gustavo Martínez que ensaya un discurso explosivo y acusatorio, la UCR chaqueña parece no entender el momento que vive y se mira el ombligo, pese a los esfuerzos de Juan Carlos Polini y Leandro Zdero, los precandidatos lanzados y en carrera, de ensamblar un proyecto que contenga a todos.

Donde está el problema de la UCR: en Ángel Rozas. Si bien el caudillo pinedense dice y asegura que él no maneja el Partido ni el Radicalismo, todas las consultas terminan en su escritorio o living. Rozas, sigue teniendo el poder político partidario concentrado. Por eso su lineamiento interno es el mayoritario, por eso el intendente de Sáenz Peña Bruno Cipolini (que enfrentó electoralmente al Rozismo hace dos años) ahora negoció encolumnarse detrás de Polini a cambio de que le garanticen su reelección en la comuna, y una banca para que renueve su padre (ex intendente y hoy diputado nacional). Por eso la ex rozista, y actualmente procesada en la Justicia por corrupción, Aída Ayala bajó un cambio en su enfrentamiento y perfila acercamiento, tal lo hace otra ex intendente como Alicia Azula.

Rozas sigue siendo el ajedrecista político de la UCR, lo demuestra con su mirada afinada al analizar el escenario. Pero, ¿estará ocurriéndole lo del 2007, cuando un grupo de dirigentes (la mesa chica) le tapono los oídos y le vendó los ojos? Algo que terminó en la derrota para la Gobernación.

Rozas, desde que rompió con Agustín «el Bicho» León, siempre se mostró como un dirigente frentista. La Alianza Frente de Todos que llevó a De La Rúa al gobierno tuvo su pincelada incluso. Y en Chaco esa misma Alianza, en su primer experiencia, negoció con todos y cada uno para conseguir en el ’95 la Gobernación. Es más Aída Ayala era de los alfiles de Ruíz Palacios en Acción Chaqueña y Rozas la conquistó. Rozas, en los eufóricos discursos en el Centro Juvenil de Cooperativa La Unión, siempre remarcaba que la alianza que él genero, a partir de su línea Convergencia Crisologo Larralde (en honor a uno de los dirigentes que más se esforzó en evitar la fractura en 1956 entre Arturo Frondizi y Ricardo Balbín) era un proyecto político, económico, social y humanista, que hermanaba a todos en la idea de un Chaco con esperanzas.

Sin embargo, esa mística frentista hoy está arrinconada y reducida a determinar cómo será la formula a la Gobernación, pero definida entre radicales únicamente. Las voces dicen que todos deben mirar más hacia adelante, y no enfrascarse en los cargos. Pero ¿acaso el radicalismo no debe hacer los mismo? ¿no hay dirigentes no radicales, representante de los aliados que «siempre fueron relleno» que puedan acompañar en esa formula a un radical? ¿no podría, por ejemplo, el PRO chaqueño posicionar uno de sus dirigentes para esta cruzada, o sólo debe ser una cuestión entre radicales?

La atomización del PJ, que hoy está corroído por el kirchnerismo y su filosofía, plantea a la UCR a debatir con inteligencia, pero debatir verdaderamente y no volver a cometer el error de relegar a los aliados a un rol de «relleno» electoral y se olvidarse de «la pata peronista» que siempre se pregona debe existir.

Esta cruzada no se trata solo de la UCR, caer en eso sería miopía política manifiesta. La discusión dejo de ser hace mucho tiempo UCR. El planteo y la discusión es sobre integrar a una alianza programática espacios para aumentar el electorado que hoy está muy enojado con el oficialismo.

Pero el dilema se trunca en un hecho innegable: muchos radicales finalizan mandatos y «quieren seguir» estando (porque la teta del Estado es dulce y sabrosa) y quien debe volver a tener una visión como en el ’95 hoy está siendo ensordecido y vendado como en 2007.

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