28 marzo, 2024

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Efecto G-20: instalaron cañones antiaéreos y rige prohibición de vuelos

Buenos Aires. La seguridad planteada para el encuentro de jefes de Estado no tiene antecedentes. Desde las 15 se blindará un espacio aéreo de la provincia de Buenos Aires, parte de Entre Ríos y Santa Fe, además de la Ciudad de Buenos Aires.

Serán derribados los aviones que violen la restricción. Desde las 15 se blindará un espacio aéreo de la provincia de Buenos Aires, parte de Entre Ríos y Santa Fe, además de la Ciudad de Buenos Aires.

Hoy a las 15 comienza la prohibición de vuelos comerciales y civiles en el espacio aéreo de interés estratégico donde tendrán lugar las operaciones aéreas de traslado de los presidentes y delegaciones para el G-20, y cubre además las instalaciones destinadas a alojamiento, reuniones y deliberaciones.

El área involucrada denominada “ADIZ G20” (sigla inglesa, traducida Zona de Identificación de Defensa Aérea) comprende un espacio aéreo circular de unos 460 kilómetros de radio con centro geográfico en el “VOR Ezeiza hasta el límite del FIR Montevideo (FIR sigla inglesa, traducida Región de Información de Vuelo) comprendido desde el nivel del suelo GND hasta Ilimitado UNL”, según la información oficial difundida días atrás por la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil) y EANA (Empresa Argentina de Navegación Aérea, encargada del control de tráfico comercial).

La determinación de esos parámetros para “blindar” desde hoy a las 15 hasta el 2 de diciembre a las 22 el espacio aéreo de la provincia de Buenos Aires, parte de la provincia de Entre Ríos y Santa Fe, además de la Ciudad de Buenos Aires, se hizo a través del análisis provisto por el Comando Aeroespacial dependiente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas que conduce el teniente general Bari del Valle Sosa.

La medida prohíbe toda clase de vuelo no autorizado y, si alguna aeronave vulnera esa restricción corre el riesgo de ser derribada. Ese es el último escalón que ejecuta el piloto que procedió a la interceptación del incursor.

El procedimiento, antes del derribo, prevé una serie de comunicaciones tendientes a que el aparato ilegal aterrice, la secuencia está en las Reglas de Protección Aeroespacial agregadas al Decreto Nº 1504/18 de Seguridad Pública que firmó el presidente Mauricio Macri y los ministros Patricia Bullrich (Seguridad) y Oscar Aguad (Defensa). La orden de derribo tiene que salir de boca del ministro de Defensa.

El centro neurálgico de todas las informaciones del sistema de vigilancia radar de la Fuerza Aérea, la alerta temprana frente a vuelos furtivos, está en el Grupo de Vigilancia y Control del Espacio Aéreo, ubicado en Merlo, provincia de Buenos Aires.

A toda marcha, con miras al G-20, el mandamás de la fuerza, Enrique Amreim, impulsó la construcción de una réplica de las instalaciones de Merlo en el edificio Cóndor, sede de la jefatura de la fuerza. En una sala de situación con innumerables pantallas y operadores, se repiten y procesan las señales de contacto recibidas en Merlo. El hábitat está preparado para contar con la presencia del ministro, que en rigor debería cubrir el puesto en Merlo, durante las dos jornadas de duración de la cumbre internacional.

Otro que mudó el trabajo al Cóndor es el subsecretario de Ciberdefensa, Alfredo Parodi. En el 3º piso instaló el “cofre” como se conoce la instalación segura que alberga a los operadores y la parafernalia electrónica (hardware; servidores, computadoras, etc. y software) que proveyó en una polémica licitación la empresa israelí Rafael Systems con el objetivo de neutralizar amenazas en el ciberespacio que intenten atacar la integridad de la información que circulará a causa del G-20.

Sin aeronaves supersónicas, el Gobierno nunca renovó los desprogramados Mirage, la interceptación de furtivos quedará en manos de 3 aviones A4-AR Fightinghawks que serán complementados por 4 IA-63 Pampa II y 5 IA-58 Pucará. No se sabe si los A4-AR cuentan con misiles aire-aire para neutralizar a distancia segura aparatos hostiles.

La fuerza disponía de 8 misiles Sidewinder de origen estadounidense que fueron adquiridos para los A4-AR en 2005 con motivo de la cumbre de las Américas realizada en Mar del Plata. A la fecha, tanto el explosivo de la cabeza de combate como el combustible del motor están vencidos, fuera de tolerancia. Sí disponen de cañones de 20 mm un arma clásica, el último recurso en el conocido “dogfight”, argot de los aviadores de caza para identificar el combate aéreo cercano o cerrado. El Pampa y el Pucará portan ametralladoras de 7,62 mm y 12.70 mm, respectivamente.

La puesta a punto de pilotos y aviones para la misión del G-20 se llevó a cabo en maniobras basadas en Tandil y Villa Gesell, participaron todos los involucrados más un C-130 Hércules que se utilizó para reaprovisionamiento en vuelo.

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