Resistencia. Si bien hoy el debate se genera por el aumento de sueldos de los senadores, poco y nada se dice de la cantera de empleados que cada senador es. En el caso de los chaqueños hay datos ambiguos, pero ni radicales ni peronistas son distintos a la hora de «mamar la teta del Estado».
Tras el tremendo «salariazo» en el Senado, mientras el pueblo no puede ni pagar para ir al médico, el radical Víctor Zimermann fue el único en hablar del tema, buscando «ser distinto» y desprenderse de lo que se votó. Rápidamente puso en marcha un operativo para pedir aire y espacio en medios de comunicación de Chaco, buscando llegar a la gente y que ésta sepa que él es distinto.
El rozista expresó: «este no era el momento para tomar una decisión de ese tipo, por eso yo me levanto, yo no puedo cambiar nada ante una mayoría de acuerdo de los bloques». Lo que significa que, pese a su gesto de irse del recinto, Zimermann percibirá el aumento.
Este debate que se da en torno al «dietazo» y que genera malestar en la ciudadanía remueve otros interrogantes que siempre han mantenido celosamente en silencio los diputados y senadores: los asesores.
La senadora María Inés Pilatti Vergara, del Frente de Todos, cuenta con nada más y nada menos que 40 asesores. El ex intendente de Fontana y actual senador por el Frente de Todos, Antonio Rodas, es otro de los parlamentarios con un abultado número de asesores, en su caso 35, 22 de ellos con categorías altas. Y el moralista, y distinto a todos, Víctor Zimmermann, de Juntos por el Cambio (UCR), cuenta con 23 asesores, todos menos uno con las categorías más elevadas, es decir que perciben sueldos de entre $ 670.000 a $ 1.400.000.
Ahora el concepto final en bruto desde mayo próximo -a cobrar en junio- será: dieta de 2500 módulos de $1800, que dan $4,5 millones; desarraigo de 500 módulos, $900.000 y gastos de representación, $1,8 millones. Da un total de $7,2 millones. En mano, cerca de $4,5 millones.