Resistencia. Una triste actuación electoral, de las tantas que fue juntando, desnudó que José Mongeló siempre buscó en la política una oportunidad para él y su mujer. Se escondió en la Pandemia y se olvidó de visitar a los que alguna vez visitó pidiendo el voto. Ahora, el ex socio de Domingo Peppo, el gobernador que acunó la corrupción en su gestión, lanzó un Ateneo con la idea de «chuparle» las medias a Capitanich para que contemple que él o su mujer estén en la lista de candidatos.
En un reciente documento posteado en su red social mencionó que «la política es vocación de servicio y como tal supone un llamado a aportar convicciones». Aunque en Sáenz Peña aún esperan saber porque jamás volvió a la ciudad ni a sus barrios, donde prometió todo tipo de gestiones y donde exponía soluciones mágicas para todo.
En su publicación asegura que «este espacio de reflexión, construcción, ideas, y proyectos tendrá la mirada y la acción puesta en la unidad». Con lo cual ya le manda mensajes cifrados a Capitanich para el armado de las listas.
En una frase final de su documento, parafraseando a Kirchner, Mongeló expone: «no queremos que se repita la mecánica casi empresaria de la política que tiende a acordarse de los compañeros solo para utilizarlos en cuestiones electorales”.
Esa misma mecánica empresaria es justamente la que el propio Mongeló puso en marcha toda su vida política. Tras la obtención de un paupérrimo 4,14% en las últimas elecciones desapareció. Nunca más piso un barrio en la Termal, ni para cumplir a destiempo con los compromisos asumidos. La actuación de Mongeló en las elecciones locales fue triste, además de una malísima inversión, más si se tiene en cuenta que financió su campaña con la caja del Banco del Chaco, donde su aliado Domingo Peppo lo puso de director por cuatro años.
Apropósito de la mecánica empresaria de la que reniega Mongeló, tras las elecciones Mongeló no consiguió nada, salvo los pases a planta que negoció con Peppo para varios de sus candidatos a concejales y otros colaboradores suyos que estaban bajo el paraguas protector del cargo que en el Ejecutivo tenía su mujer, Celeste Segovia.
En su recorrida por los barrios, según supo publicar ChM sacándose fotos en el agua durante las inundaciones, haciendo spot de seguridad vial sobre una moto, llevando bolsitas de mercadería a los merenderos, entregando camisetas y pelotas a los niños, entre otras, prometió todo tipo de soluciones. Pero las urnas develaron la realidad. Mongeló jamás fue querido en «su madre, su casa», como señalaba en su slogan para referirse a Sáenz Peña. El pueblo le dio un escarmiento con votos y lo cosechado no sirvió ni para ir a pedirle un cargo de barrendero a Capitanich.
Pero ahora regresa con este invento del «Ateneo» tas la dura derrota sufrida en su ciudad natal. Luego del escarmiento en las urnas Mongeló a sus allegados en Sáenz Peña les pidió guardarse dos años y esperar. Tal vez cree que todos tuvieron su capacidad de ahorro con sueldo de director de entidad financiera. Y a quienes le preguntan que hace responde «transitando la vida», y a quienes prometió cosas pide que le tengan paciencia.
Mongeló hizo nuevamente lo que hace siempre. Demosatró que con caja estatal cualquiera es guapo y honra deudas y compromisos, pero sin esa herramienta lo de «militancia» queda en un fácil cuarto o quinto plano.