Por German Oestmann (*)
En la República Argentina hemos transitado un largo camino marcado por las luchas y las esperanzas de nuestro pueblo en lo que respecta a la ampliación de derechos y reivindicaciones históricas para la clase trabajadora. Nuestro modelo de Nación, establecido en los albores del mayo revolucionario ilustrado, finalmente terminó expresando rasgos liberales, oligárquicos y conservadores fortalecidos desde la vertiente mitrista y sarmientina de la historia.
En este sentido es conveniente destacar que las élites intelectuales y políticas siempre subestimaron las capacidades de los sectores más humildes e impidieron permanente su participación. El tristemente célebre dilema sarmientino “Civilización o Barbarie” condenaba al olvido y al ostracismo a nuestros gauchos y a nuestras comunidades originarias prefiriendo una apertura absoluta a las ideas europeizantes en desmedro de nuestras industrias regionales como las costumbres y los hábitos de vida de nuestros criollos. No debemos olvidar que estas premisas están claramente establecidas en la carta de Domingo F. Sarmiento a Bartolomé Mitre al afirmar “ No trate de economizar sangre de gauchos, es un abono que es preciso hacer útil al país, la sangre es lo único que tienen de seres humanos estos salvajes…”
A la hora de de hablar de la universalización del acceso a la educación universitaria debemos tener en cuenta el andamiaje simbólico y cultural que ha justificado durante muchos años este sistema excluyente y sectario impidiendo la presencia de los jóvenes de las clases populares y del interior de nuestra Argentina profunda advirtiendo que existen en la actualidad muchos cultores del retorno a estas etapas sombrías de pobreza y desigualdad estructural. Teniendo en cuenta este enfoque creemos que la defensa irrestricta de los valores democráticos y republicanos constituyen la mejor barrera contra discursos educativos mercantilistas y totalitarios.
En nuestro país debemos reconocer claramente la impronta marcada durante los gobiernos de Nestor y Cristina Kirchner a través de una voluntad política de apoyo al sector evidenciado a través del financiamiento junto a una ampliación de las oportunidades de acceso para los sectores sociales vulnerables. Al mismo tiempo estas medidas se complementaron con la extensión de la obligatoriedad del ciclo secundario establecidas por la ley nacional de educación 26.206 junto a otros programas complementarios como el plan Fines, plan de finalización de estudios secundarios para mayores de 18 años.
También debemos mencionar como antecedentes a la ley Avellaneda(1885) fijando las bases para los estatutos y la organización administrativa de las universidades nacionales, sin dejar de mencionar el impacto extraordinario que implicó la llegada de la Reforma Universitaria exigiendo una genuina democratización de la enseñanza evidenciando un parteaguas en la historia de la educación superior con una notoria influencia en las universidades argentinas y latinoamericanas. Todos estos avances representan un legado crucial para seguir sosteniendo las banderas de la educación pública, popular , inclusiva y gratuita.
Sin embargo el hecho fundacional y emancipatorio que dió origen a esta fecha emblemática sucedió el 22 de noviembre de 1949 a través del Decreto Presidencial N° 29.337 suscripto por el presidente Juan Domingo Perón, suprimiéndose de esta manera el cobro de aranceles en las instituciones de Educación Superior y posibilitando por primera vez el acceso de los hijos de los trabajadores a la formación universitaria. Este proceso revolucionario y democratizador se evidenció en el aumento exponencial de la matrícula universitaria, pasando de 80.292 estudiantes en 1950 a 138.249 en tan solo 5 años, representando un incremento del 72% en el acceso a las universidades.
En los tiempos que corren debemos establecer claramente que no resolvemos el problema del acceso al derecho a la educación solamente con las universidades abiertas ya que es necesario que fortalezcamos acciones para que nuestros hermanos y hermanas chaqueñas puedan ejercer su derecho a la educación superior. Desde Presidencia Roque Sáenz Peña , la Universidad Nacional del Chaco Austral , creada a instancias del entonces senador Jorge Milton Capitanich en el año 2007, se presenta como un faro de referencia científica y tecnológica para cumplir los sueños y anhelos de miles de jóvenes de nuestro Norte Grande.
Desde nuestra Uncaus estamos presentes en las más profundas localidades del interior de nuestra provincia fortaleciendo la cadena virtuosa de la articulación público-privado junto a una notoria impronta de federalismo y crecimiento sustentable e inclusivo. Para honrar los sueños de nuestros próceres y mantener incólumes los principios de la Reforma Universitaria debemos transmitir con pasión y fervor nuestra adhesión a la permanencia de las Universidades promotoras del impulso y el desarrollo de nuestras comunidades, conociendo y defendiendo la noble tarea que implica cumplir los sueños de nuestros jóvenes más humildes.
Deseamos fervientemente apuntalar el fortalecimiento de nuestras cadenas de valor y los diferentes complejos productivos de nuestra provincia incorporando los saberes generados en nuestra casa de Altos Estudios para contribuir al progreso material y espiritual de nuestro Chaco. En este sentido estamos plenamente convencidos que encontrarnos a la vanguardia en la producción de conocimiento para la transformación social representa una enorme responsabilidad que debe ser presentada como un genuino motivo de orgullo para las nuevas generaciones.
A pesar de las adversidades y contratiempos que afronta nuestra Patria en su lucha inclaudicable por la Justicia Social, deseamos ardorosamente celebrar y recordar con profunda emoción esta fecha trascendental para nuestra historia. Proclamar abiertamente nuestra adhesión a las causas que ennoblecen a la dignidad humana nos permite situarnos en el camino de todos aquellos hermanos y hermanas de nuestra Nación que día a día luchan para cumplir sus sueños y volver a sus comunidades a contribuir con sus conocimientos levantando las banderas de la Democracia y el Federalismo. Defender la Universidad es defender la soberanía y el patrimonio fundacional de la nueva Argentina que soñamos construir.
Recordemos a Deodoro Roca en el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de 1918 afirmar”… La juventud ya no pide, exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio de los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de provocar una revolución en las conciencias, no se le puede desconocer el derecho de participar en el gobierno de su propia casa…” Sigamos luchando juntos para que las universidades aporten la savia regeneradora que nuestra gloriosa Nación necesita.