Buenos Aires. El acuerdo con el FMI entraría en revisión, aunque no hay una meta específica sobre esta variable. El Gobierno apuesta a una baja de la emisión monetaria.
El dato de inflación de abril volvió a estar por encima de lo pronosticado por los economistas y consultoras que participación del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que todos los meses difunde el Banco Central. Los expertos habían estimado 5,6%, pero finalmente fue 6%. Con las últimas novedades del INDEC, la mayor parte del mercado empezó a recalcular en cuánto terminará el dato anual, que ya estaría muy cerca del 70%.
“Nosotros teníamos hasta ahora 66% para el 2022, pero en los próximos días lo vamos a revisar seguramente para arriba”, señaló Andrés Borenstein, director de Econviews: “Los salarios y el dólar ya corren al 60% anual, a eso agregale los aumentos que se vienen en servicios regulados y llegás al 70%”.
En el mismo sentido opinó el economista Rodolfo Santángelo, socio de Carlos Melconian en Macroview. “Si el año termina en 70%, firmo ya. Todavía no podés dar nada por seguro, hace falta mínimamente cumplir con el acuerdo del FMI para que no se te desborde ninguna variable. El hecho de que el Banco Central no haya podido comprar dólares en el mercado en el último par de días ya es un elemento preocupante, por ejemplo”.
La escasez de divisas es otro factor que pesa y mucho en la escalada inflacionaria. Con menos oferta en prácticamente todos los rubros, las remarcaciones están a la orden del día. La decisión de la industria y que se traslada a la actividad comercial es vender lo más caro posible ante la incertidumbre sobre la reposición de la mercadería o insumos importados.
La aceleración inflacionaria tendrá implicancias en el acuerdo con el FMI. Por un lado la pauta para este año se había establecido en el rango del 38% al 48%.Se trata de un dato indicativo, que no constituye una meta exigible. Sin embargo, hay que recalcular muchas variables a partir de una inflación sustancialmente mayor. Por ejemplo el peso de la deuda que ajusta por CER, el ritmo de suba del tipo de cambio oficial y hasta qué punto se puede cumplir con las metas monetarias y fiscales.
“Es muy peligroso continuar con la lógica de usar la recaudación adicional que conseguís para inyectar plata, no es algo que pueda mantenerse indefinidamente sin consecuencias”, agrega Santángelo.
Mayo apunta a menor inflación que abril y para el Gobierno sería todo un logro que perfore el 5%, luego de dos meses consecutivos de 6% o más. Sin embargo, la posibilidad de una reducción significativa más permanente aún parece algo lejano. Este mes suele tener menos factores estacionales que impulsen alzas de precios (como sí sucede por ejemplo en enero, marzo o julio), lo que puede ayudar para un dato menos explosivo que los de marzo o abril. La suba de 11% promedio en combustibles tiene su peso, lo mismo que el ajuste del dólar oficial y los aumentos salariales acordados por distintos sectores.
El dólar y los salarios corriendo al 60% anual, más la suba de tarifas que se viene aseguran que el piso de la inflación del 2022 no puede estar muy lejos del 70%, un récord desde 1991
Un análisis más detallado del dato de abril revela que la inflación es mucho más alta en rubros que el Gobierno está lejos de poder controlar, por ejemplo indumentaria, hoteles, gastronomía o equipamiento del hogar. Pero incluso alimentos y bebidas subieron 5,9%, a pesar de los programas destinados por el Gobierno para mejorar la accesibilidad de ciertos productos, como Precios Cuidados. La inflación núcleo, que mide productos que no están tan influidos por factores estacionales, subió 6,7% y así proyecta nuevas subas para este mes.
Con un 58% de inflación acumulada en los últimos doce meses, la cifra más alta de los últimos 30 años, el recorrido del año está prácticamente jugado. Con fuertes peleas internas en el oficialismo y un acuerdo con el FMI que rápidamente quedó desactualizado, es poco lo que puede hacer Martín Guzmán para avanzar con un plan creíble de estabilización.
El desafío que hay por delante ahora es justamente evitar que una escalada de los conflictos dentro del oficialismo o algún otro evento sorpresivo provoque otro salto inflacionario que resulte aún más difícil de controlar.
Con la posibilidad cierta de una rebaja muy gradual del índice (mayo podría terminar abajo del 5%), el riesgo sigue siendo una aceleración mayor, en especial en el último trimestre. Las proyecciones se fueron acomodando muy rápido al alza. Lo que hace un par de meses se estimaba en 55% de inflación anual ahora pasó a cerca del 70%. Pero podría ser aún mayor si crecen las peleas o se toman medidas que aumenten la desconfianza.