24 noviembre, 2024

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A dolores de herrería, alegrías de herrería

Por Facundo Pujol (*)

Me tomo el atrevimiento en citar al Poeta Macenodio Fernández, e incluirlo a la sinfonía que pretendo entonar al escribir un análisis de la estructura impositiva y financiera de la cotidianeidad de la República Argentina.

La praxis de las teorías de las materias que se encuentran en el péndulo de la economía argentina, quedan exentas de toda prueba en el excéntrico escenario de la economía nacional.

En toda primera clase de la cátedra de análisis económico hacen buscar a los estudiantes la comprensión de la siguiente frase: «Hay cuatro clases de países: desarrollados, en vías de desarrollo, Japón, y la Argentina», reflexionadas por Simon Kuznets, Premio Nobel de Economía en 1971. Por lo tanto, podemos asimilar, al menos, solo al menos, una curiosidad de la República Argentina en materia económica.

Por la singularidad de la praxis económica de la Argentina, podemos conservar la afirmación que ella es el resultado de decisiones en el núcleo de la dirigencia técnica y política que llevaron adelante para las herramientas colectivas de trasformación, si sorteamos el concepto de política y economía como madre de la síntesis.

Esta dicotomía del parecer una potencia en los años de desarrollo de la Argentina, simulando una base sólida de sustentación del desarrollo productivo integral con claras políticas de Estado, se vio morigerada rápidamente por una avalancha de aspectos del subdesarrollo.

Si evaluamos el proyecto de la ley madre de leyes, como en la popularidad del recinto legislativo definen, en la Ley del Presupuesto 2023, reconocemos que la inflación será del 95% en el año en curso, pero se espera una desaceleración a 60% (punta a punta) para el año próximo.

Es importante resaltar que la ley de presupuesto, técnicamente, es una estimación de ingresos y una autorización en las facultades extendidas de gastos. Define, puntualmente, los gastos respectivos a cada una de las carteras que intervienen y consolidan las políticas (herramientas y decisiones de construcción colectiva), y así luego, consolidar el presupuesto de cada una de las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Frente a un mundo complejo, con nuevas modalidades tecnológicas, el principio transversal de la sustentabilidad como subsistencia vital de la casa común, la dinámica de nuevos derechos reconocidos y la equidad como factor fundamental; en nuestro país continuamos observando cómo principal factor de agenda económica al fenómeno inflacionario.

Sin embargo, podemos determinar que la Argentina tiene un sentido resiliente extraordinario, al continuar utilizando la palabra estimación y proyección frente a niveles inflacionarios que nos posicionan entre los primeros lugares con la complejidad de esta cuestión.

La frase con la que comencé abre las puertas en pensar que todo lo que pudimos observar en materia de decisiones políticas y económicas, resultan insatisfechas para el éxito sustentable. El inconveniente tan difícil es conformar los consensos para tomar decisiones de fondo, sustanciales, que permitan cambiar la matriz productiva de la Argentina.

Necesitamos que la realidad que impone la burocracia de las efectivas ayudas que no alcanzan en la praxis política, cambien, para ser lo verdaderamente eficiente.

La cifra más importante de la economía, y las variables en las que nos apoyamos para el análisis, deben dejar de ser la inflación y el tipo de cambio. Más bien, la concentración, en las herramientas que posibiliten conformación de consensos para que la toma de decisiones, difíciles y que serán de gran repercusión en la dinámica y actividad económica, puedan ser asimiladas por la imprevisibilidad e incertidumbre de los mercados.

La vorágine de cambios y modificación de certidumbre en las decisiones, reglas de juegos legislativas y normativas claras, pragmatismo en la prioridad de las políticas de Estado, y la clara discusión sobre los componentes de la base productiva deben estar en los más altos estándares de la agenda pública.

Si tomamos esta vertiente, no será fácil la programación civil y social, serán tiempos de compleja transición a mejores tiempos. Pero, el camino de la comodidad social y de las decisiones de corto alcance en las políticas económicas parece haber encontrado el camino del fin.

(*) Contador – Consultora Empresarial Chaco Meridiano – Responsable de la Secretaría Privada y también Coordinador de la Unidad del Rector de la Universidad Nacional del Chaco Austral.

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