Sáenz Peña. El ex socio de Juan Manuel Michlig habló de falsificación de boletos de compraventa, de la agilización del tramite en el despacho de Juarez, y los costos operacionales. «Sáez desconocía el trámite que estábamos haciendo”, fue tajante García.
El primer caso que trascendió fue el Héctor Carlos Rubén Saéz, el dueño de una concesionario termal, por fraguar boletos de compraventa de una propiedad. En ese momento -agosto de 2016- Lupi había admitido: “Existe también una orden de detención para uno de sus abogados”. El escándalo recién empezaba.
Así lo cuenta García en su declaración: “Sáez me vino a decir: ‘Che, Pablo, yo le quiero comprar los derechos posesorios a la gente que vive en Calle 20 y 7. ¿Cómo puedo hacer? Yo vivo hace 25 años ahí y nunca vi a los dueños titulares’. Sáez sabía que los dueños eran de apellido Kairuz y había averiguado todo. También sabía que ahí vivían sólo las familias Carpio y Núñez y los ayudó a construir una piecita y los ayudaba con dinero constantemente. Él me fue claro de entrada: no quería desalojar a las familias de ahí, quería comprar sólo la parte del fondo para la concesionaria y en la parte de adelante que queden esas familias”.
“Entonces le hablo a Juan Manuel y me dice: ‘Dejame, me voy a ocupar de hacer todo el trámite; vos decile a Sáez que le va a salir $ 300.000’. Ahí comenzó la búsqueda de ese terreno, y me dice: ‘Fijate si hay sucesorios aperturados’. Entonces presento una nota en el registro de juicios universales y a los 20 días me contestan que no había nada. Juan Manuel hizo en su computadora el boleto de compraventa. Yo no sabía si estaban o no vivos los dueños; averigüé por Internet los datos de ellos y también de las plantillas del Registro de Propiedad. Toda esa operación se falsificó. También Baksik nos dio su domicilio para las notificaciones. Juan Manuel falsificó las firmas en el boleto de compraventa, yo lo vi. Juan Manuel le pidió a Mauro si le podía preguntar a su novia si podía recibir notificaciones en su domicilio, y que reciba y que diga que no se encuentran ellos. Ella se hizo pasar por una sobrina, eso me contó Mauro. (…) El proceso civil fue falseado, todo el juicio. (…) Él diagramaba todo eso. Yo sólo firmaba; me decía: ‘Andá, presentá esto’, no me pagaba, yo tenía mis ganancias sólo con mis clientes. El arreglo con el juez Juárez fue que Juan Manuel le pagó $ 20.000. Me parece que le llevó el dinero a la casa”.
“El tema de la fecha del boleto de compraventa Juan Manuel tuvo en cuenta los diez años de prescripción contractual, por eso lo estiró lo más que pudo, pero no sabíamos si estaban vivos o muertos, ninguno de nosotros sabía eso. Sáez desconocía el trámite que estábamos haciendo”.