Corrientes. Con una misa encabezada por el arzobispo de corrientes, Andrés Stanovnik, finalizó una nueva edición de la peregrinación juvenil del NEA.
Iluminados por el lema: «Aferrados al amor de María, construyamos fraternidad», miles de jóvenes del NEA caminaron los más 70 kilómetros que separan a la capital de la Basílica, en el marco de la 45ª Peregrinación Juvenil a Itatí.
Tras la bendición del arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, miles de almas jóvenes recorrieron la ruta para emprender el largo trayecto de fe. Para ello, se desplegó un amplio dispositivo de tránsito y sanidad que acompañó a las más de 150.000 personas que caminaron los 74 kilómetros que separan a Corrientes del Santuario.
Los jóvenes del NEA culminaron su peregrinar, compartiendo la Santa Misa que estuvo presidida por el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, con Mons. Damián Bitar (obispo de Oberá), Mons. Rubén Martínez (obispo de Posadas), Mons. Ramón Alfredo Dus (obispo de Resistencia), Mons. Nicolás Baisi (obispo de Puerto Iguazú), Mons. José Vicente Conejero Gallego (obispo de Formosa), Mons. Hugo Bárbaro (obispo de Roque Sáenz Peña), Mons. Adolfo Canecin (obispo de Goya) , Mons. Gustavo Montini (obispo de Santo Tomé) el rector santuario padre Porfirio Ramírez.
GRAN OPERATIVO
Cabe destacar que sobre todo el trayecto hubo puestos de control policial, de bomberos y de atención sanitaria. A ellos se sumaron decenas de móviles de apoyo que fueron acompañando a los peregrinos y los puestos de rutas que instalan movimientos y comunidades para asistirlos.
El dispositivo de seguridad y de salud contó con el servicio conjunto de la Policía de Corrientes, Dirección de Defensa Civil, Bomberos Voluntarios, Scouts, el Instituto «Camilo Golgi», municipios aledaños, Salud Pública, Dirección Provincial de Vialidad y Cruz Roja, entre otros. La coordinación de las diversas diócesis es realizada por el Equipo de la Pastoral de Juventud Regional.
Luego de la Comunión, los jóvenes del NEA intercambiaron la imagen que estuvo acompañando a la diócesis de Goya, y antes de la bendición final, se realizó el manifiesto, con un emotivo recitado y canto, al ritmo del chamamé: Peregrino de la esperanza.
