Resistencia. Sucedió el domingo pasado el mediodía. Estaban clasificando los autos del TC 4000 y del TC Chaqueño. La víctima es Gustavo Fabián Núñez.
El Ford Falcon tripulado por Adrián Bertschi circulaba el curvón del circuito (la zona más veloz). A la salida, el piloto perdió el control del auto, que derrapó sobre la cinta asfáltica. Descontrolado se fue hacia la banquina interna, que estaba muy húmeda por las lluvias recientes, y en su carrera errática impactó de lleno al banderillero Gustavo Fabián Núñez.
El impacto fue tremendo. El joven fue asistido inmediatamente por los servicios médicos y ambulancias. Nada pudieron hacer. Las lesiones que sufrió Núñez, de 29 años, determinaron la muerte en forma instantánea.
Se vivieron momentos de enorme tensión y congoja de todos los presentes. Nadie podía dar crédito a una dura y tremenda realidad. Se acababa de apagar la vida de un joven y apasionado por el automovilismo, quien abrazó la riesgosa tarea de hacer señales a los pilotos para advertir cualquier situación imprevista sobre la pista, quizás una de las más peligrosas en la organización de una carrera de autos.
Para perfeccionarse, Gustavo Núñez realizó cursos de entrenamiento, tanto que la propia CDA tomó los servicios de “Banderilleros del Chaco”, agrupación a la que pertenecía, para ejercer este trabajo en las últimas carreras del Top Race de orden nacional.
Además, era bombero voluntario del Grupo San Fernando, que también prestaba servicio en esta ocasión.
Muchas fueron las conjeturas sobre las causas que llevaron al descontrol del auto ya que en principio no tuvo problemas ni rivales que pudieran obstaculizar el manejo del Ford que pertenece al equipo de Adolfo Ranz a quien Bertschi había alquilado esta semana.
Las condiciones de las banquinas eran resbaladizas y barrosas, lo que permitió que el auto descontrolado no encontrara nada que lo detenga, ni sus propios frenos.
Inmediatamente se hicieron presentes las fuerzas de seguridad y luego el fiscal interviniente mientras se realizaban las pericias correspondientes, que en principio incluyeron el secuestro del auto en cuestión.
No hizo falta preguntar. La jornada de automovilismo se tiñó de dolor ante el trágico e inesperado desenlace que truncó una vida plagada de planes. Gustavo Fabián Núñez vivió el automovilismo a pleno mientras se desempeñaba como asesor de servicios de sepelios de una empresa local y declarado orgullo de ser Oficial Deportivo en Automovilismo, tal como lo afirmó en su muro de Facebook a la que subió fotos el sábado por la noche, pero hay una que estremece: Gustavo se sacó una selfie en la calle interna de boxes sonriente y detrás, a sus espaldas, la trompa del auto que al otro día le arrebataría la vida.
Seguramente tendrá que haber una autocrítica de los responsables de la organización porque es un costo extremadamente alto el que se pagó por un riesgo que merece ser profundamente analizado y al que nadie debe escapar. Gustavo Fabián Núñez fue un joven muy querido en el ambiente.