Corrientes. La Diócesis de Santo Tomé cumplió 40 años al servicio de la comunidad religiosa. Está bajo el gobierno eclesial de monseñor Gustavo Alejandro Montini desde hace dos años y medio.
La Diócesis de Santo Tomé está cumpliendo 40 años al servicio de la comunidad religiosa y está integrada por cinco departamentos: Ituzaingó, Santo Tomé, Alvear, San Martín y Paso de los Libres.
Es una de las sedes eclesiásticas que es liderada por uno de los obispos más jóvenes de la región. Se trata de monseñor Gustavo Alejandro Montini (49 años), quien hace dos años y medio fue elegido para presidir los designios religiosos de la diócesis correntina.
Desde un comienzo el objetivo principal del Prelado fue atender los distintos flagelos que debilitan a la sociedad como lo son las drogas, la marginalidad y la pobreza. Debilidades de la comunidad que hoy se presentan en un contexto más agudo ante la crisis social, política y económica que existe en el país y a la que la provincia de Corrientes no está ajena.
Se vivió una jornada muy emotiva que concluyó con la Santa Misa, clausura del año jubilar. Esta se realizó frente a la Catedral “Inmaculada Concepción” desde las 19,30 y fue presidida por el Cardenal Luis Villalba (arzobispo emérito de Tucumán), y se contó con la presencia de los obispos que han brindado su servicio episcopal en la diócesis Santo Tomé (Mons. Alfonso Delgado, Mons. Francisco Polti, Mons. Hugo Santiago), y además, otros obispos de la región, consagrados, fieles diocesanos y de otros lugares que acompañaron a la diócesis en tan significativo momento.
Durante todo el pasado sábado 5 se vivieron momentos emotivos. Los jóvenes provenientes de las diversas parroquias e instituciones educativas de la diócesis fueron llegando con el fin de celebrar un encuentro jubilar, una imagen peregrina de Nuestra Señora de Itatí, acompañó una marcha juvenil por las calles y por diversos lugares de la ciudad, en la plaza central “San Martín” se concretó la muestra llamada “huella de nuestra historia” exponiéndose la propia historia presente en personas, rostros y eventos conocidos, y además se contó con la presencia del p. Julián Zini junto a su grupo musical. El cierre se vivió con la consagración de la diócesis de Santo Tomé a su patrona “Nuestra Señora de Itatí”.
Montini habló de los flagelos y debilidades sociales
El obispo de Santo Tomé, Gustavo Montini, hizo un balance de estos años al frente de la diócesis y destacó: “Llegué aquí a marcar un rumbo, un horizonte en la comunidad de mi diócesis. Siempre trato de estar cerca, con la contención humana para los que más lo necesitan. Así también con los sacerdotes, las novicias, para conocer sus realidades y necesidades más profundas y poder ayudarlos”. En este sentido, en medio de la grieta social marcada por indiferencias y mezquindades políticas, Montini hizo un llamado a la nueva dirigencia política que asuma al frente del país luego de las elecciones de octubre, e instó: “La persona que nos gobierne debe generar puentes de diálogo, al país no lo salva nadie, ni una persona, ni un partido, sólo los argentinos”.
Asimismo, con su tono afable, simple y afectuoso, en diálogo con un diario de la zona el joven Prelado respondió:
—En estos dos años y medio al frente de la Diócesis, ¿siente que cumplió parte de sus objetivos?
—Transcurrieron dos años y medio, pero parece que ya fueran diez porque fueron muy intensos y muy lindos, vividos con mucha pasión en una comunidad que sentí que estaba carente de rumbo, y de necesidades insatisfechas, vacíos existenciales. El camino está marcado y soy como el padre que vino a contener a la comunidad. Son 30 mil kilómetros cuadrados de la Diócesis de Santo Tomé (cinco departamentos: Ituzaingó, Santo Tomé, Alvear, San Martín y Paso de los Libres), un poco más grande que la de Tucumán, que tiene 22 mil metros cuadrados, pero yo la vivo con alegría a la misión que dieron para cumplir aquí.
—¿A qué se refiere cuando habla de necesidades insatisfechas?
—Cuando hablo de necesidades destaco el momento cultural que estamos viviendo, con cierta exacerbación, acelerados, exaltados, lo que nos lleva como sociedad a caer en discusiones y divisiones humanas que no tienen sentido. Cuando llegué aquí sentí que había mucha necesidad de un padre que les marque un horizonte, y lo mismo sentí con los sacerdotes. Por eso trato de estar cerca con la contención humana de los curas, las novicias y poder conocer sus realidades y necesidades más profundas.
—Cuando llegó a la Diócesis usted dijo que su objetivo era batallar contra las adicciones, ¿así fue?
—Así es, y todo este trayecto vivido me hizo conocer la necesidad que padecen las comunidades y más que obispo soy un padre que acompaña, contiene y guía, y se está trabajando en eso. El flagelo existe, no lo podemos ocultar, pero se trata de un planteo cultural que nace en el seno familiar, en el que el padre y la madre están fuera de la casa y al no haber presencia en el hogar repercute en la vida de los jóvenes, porque de ahí nacen las frustraciones y los dramas que recaen en ellos, los más vulnerables, y por ese extravío juvenil, ante una falta de aliento con una palabra alentadora, caen en las drogas o todo tipo de adicciones, que como ya sabés el flagelo está instalado aquí, como en todas las comunidades. Esto es el emergente de las comunidades más vulnerables inmersas en carencias profundas pero como Iglesia estamos para contenerlos y ayudarlos a salir adelante.
—Las instituciones públicas, además de la Iglesia, ¿están involucradas, ayudan en estos flagelos?
—Claro que sí. Por ejemplo, Cáritas viene realizando un trabajo impecable en todo esto y además también en el tema de la defensa de la vida junto con la Iglesia, pero no debemos perder de vista las debilidades como sociedad que deben ser atendidas, como en todas partes del mundo, Santo Tomé no es la excepción. Te doy un ejemplo, el pasado 18 de enero de 2018 la primera ministra de Inglaterra, Theresa May, creó el Ministerio de la Soledad porque en el Reino Unido hay 9 millones de habitantes que se sienten solos, no hay un oído para escucharlos. Es una iniciativa muy buena y fíjate cómo un modelo cultural como el de Inglaterra, como país desarrollado, adolece de esto. ¿Entonces de qué hablamos cuando hablamos de modernidad? Si hay sociedades que son vistas como sociedades del primer mundo y sin embargo, manifiestan vulnerabilidades de este tipo. Es para reflexionar sobre ello.
—¿Considera que es en vano seguir con el debate de la despenalización del aborto?
—No, no creo que sea así, el debate que se instaló por la defensa de la vida nos ha dejado una reflexión profunda de lo que es el significado de la vida y de la importancia de poner en práctica la Educación Sexual Integral y profundizar en los distintos ámbitos para preservar la vida. Y la tarea que viene haciendo Cáritas en la Argentina es muy integradora y muy aceptada por la Iglesia.
—¿Argentina necesita un cambio de paradigma en lo político para salir de la crisis? ¿cree que sería la solución?
—Al país no lo salva nadie, ni una persona, ni un partido político, sólo los argentinos. El nuevo gobierno que sea elegido debe tomar el mando del país y generar diálogo, un encuentro entre los argentinos. Sobre todo mirar por la gente que más necesita, debe generar puentes de diálogo para salir de la crisis.
—Para finalizar, ¿algún mensaje a la comunidad en el marco de este jubileo diocesano?
—Simplemente que en todo este intenso trayecto religioso vivido en esta comunidad católica aprendí a conocer y acompañar a las comunidades que padecen debilidades humanas, y como obispo soy un vigilante que puede observar como pastor y velar por su gente