9 diciembre, 2024

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El caso Liberman puede sentar jurisprudencia sobre las amenazas en redes sociales

Buenos Aires. Tras una denuncia del periodista, la Justicia identificó a una persona que lo hostigaba de forma permanente.  La investigación caratulada como “hostigamiento digital” terminó con una probation. Se tramitó en el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal y Contravencional número 3.

“Sé por donde te movés”, “Tus hijos se van a quedar sin padre”, “tu familia la va a pagar”. Amenazas, insultos, agresiones. Moneda corriente en el mundo de las redes sociales, donde muchas personas, en algunos casos usando sus nombres reales, pero mayormente escudados en el anonimato, detrás de identidades y fotos de fantasía, se sienten impunes y capaces de hacer lo que seguramente no tendrían el valor de concretar cara a cara.

Sabiendo bien que no deben pagar las consecuencias de sus actos intimidatorios, estos “valientes” de las redes no cesan en su accionar, no solo amparados por el anonimato, sino también por el escaso control de las plataformas y un vacío legal sobre la cuestión.

Sin embargo, una reciente y novedosa sentencia judicial, dictada luego de una denuncia del periodista Martín Liberman, puede sentar un precedente para empezar a revertir la lógica de ese mundo virtual. Cansado de sufrir hostigamiento permanente y amenazas, que fueron subiendo el tono y la gravedad -los textuales que encabezan esta nota son mensajes que él recibió- Liberman se decidió a dar un paso más y denunció en los Tribunales lo que estaba soportando, simplemente por hacer su trabajo de periodista.

“Lamentablemente estoy acostumbrado a que la gente me amenace, me agreda, me falte el respeto en las redes sociales. Con el paso del tiempo se tornó algo cotidiano y he llegado a naturalizarlo. Pero algunas personas se extralimitaron, yo no puedo desentenderme de eso”, asegura Liberman en diálogo con Infobae, y reconoce que “el entorno, la familia, los amigos, generalmente te dicen ‘no les des bola, bloquealos’”.

“Pero yo no soy un robot, no es tan fácil solo ir y bloquear, soy un ser humano, te fluye la sangre. El día que tomé la decisión (de recurrir a la Justicia) leí cosas que me hicieron ruido puntualmente”. Se refiere a las violentas amenazas contra sus hijos, contra su familia. Incluso una persona le aseguró que conocía los lugares que frecuentaban. Ese hostigamiento ocurría con frecuencia en mensajes directos a la cuenta de Instagram de Liberman.

“Hice todo callado, por lo bajo, alentado por el dolor que sufrí. Yo hago mi trabajo y no me meto con nadie, ¿por qué tengo que bancarme que me amenacen, que se metan con mi familia? Me sentí realmente frágil ante lo que pasó”, explica el periodista y conductor.

Con paciencia y perseverancia, y asistido por su abogado, el doctor Fernando Madeo Facente, Liberman decidió denunciar en la justicia porteña a varios de sus agresores virtuales y ya consiguió que al menos uno de ellos fuera identificado. Hasta el momento esto solo se había visto en casos de amenazas virtuales a personas con altos cargos públicos, no cuando los intimidados eran ciudadanos de a pie.

Esta persona identificada, a quien llamaremos por sus iniciales, C.M., se vio sorprendida el día que agentes de seguridad se presentaron en su domicilio. Ese día, fue demorada y llevada a comparecer. Allí reconoció su responsabilidad como autora de las amenazas a Liberman, en una investigación caratulada como “hostigamiento digital”, y aceptó firmar una suspensión de juicio a prueba, un acuerdo entre las partes, para evitar ser sometida a un proceso, lo que se conoce habitualmente como probation.

C.M. reconoció la comisión del delito y a partir del acuerdo firmado tuvo que fijar un domicilio, para poder ser ubicado por la justicia, se comprometió a no contactar por ningún medio a Liberman y le fue impuesta la realización de un Programa de Capacitación en Convivencia Urbana por el lapso de seis meses.

Si durante ese tiempo C.M. incumple alguna de las pautas establecidas por la justicia el acuerdo se caerá, la causa se activará nuevamente y será sometido a un juicio. Cabe destacar que C.M. no residía en la Ciudad de Buenos Aires, sino en una provincia del interior del país. Por ese motivo el juzgado porteño le pidió la cooperación a la justicia y a las fuerzas de seguridad de esa provincia.

La causa tramitó en el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal y Contravencional número 3, a cargo de la magistrada María Mercedes Maiorano e intervino la fiscalía 7, a cargo de Matías de Sanctis, asistido por su secretaria Alejandra García. Tanto Liberman como su abogado destacan la tarea realizada por las autoridades judiciales. La denuncia fue realizada en febrero y para octubre C.M. ya estaba identificado y reconociendo su culpabilidad. También coinciden en que esta sentencia puede ser “un hito, un caso paradigmático”, que sirva para empezar a cambiar las cosas.

“Esto va a servir para concientizar a los dos lados. Para que sepan que nadie tiene derecho a insultar, a agredir, que el agresor lo piense dos veces. Que si no le caes bien, que no te sigan, que no te consuman y listo. Y del lado de los agredidos, de los hostigados, que sepan que no están solos, que sepan que no tienen porque tener miedo. Mi caso puede ser paradigmático”, se esperanza Liberman.

-¿Llegabas a responder, a interactuar?

-No recuerdo todos los casos, pero en el último tiempo les advertía y les decía que esto iba a ir a la justicia, que lo iba a tomar mi abogado. No puede ser gratuito herir, amenazar a mis hijos. Llevé varios casos a la justicia, tres o cuatro, uno tuvo resultados y me puso feliz ver que puede haber justicia para todos, que la justicia no es selectiva.

¿Por qué crees que la gente actúa de esta forma? ¿Hay otros responsables detrás?

-No me entra en la cabeza que el fútbol pueda generar esto, que se metan con tu familia, con menores. No guardo rencor, no me gusta dar notas y esas cosas, pero creo que en este caso es bueno contarlo y es algo positivo para que la gente tome conciencia. Para que los agresores puedan saber que su accionar puede traerles consecuencias, para que el que amenaza sepa que no es gratis hacerlo, que puede quedarle un manchón judicial. Seguramente esta persona que tuvo que dar explicaciones en la justicia por decir las cosas dolorosas que dijo no midió las consecuencias.

¿Considerás que debería ser más rigurosa la identificación de los usuarios?

-Pienso que las redes sociales son responsables, debería estar legislado esto, que para abrir una cuenta en las redes sociales se hagan responsables, que sea necesario poner el documento con la cámara del teléfono, como ocurre con otras aplicaciones. Las grandes responsables son las plataformas, ya que las personas se amparan en el anonimato para decir lo que sea.

No son conocidos otros casos similares, ¿eras optimista cuando iniciaste la denuncia judicial?

-Cuando todo esto arrancó, discutí con la secretaria del fiscal, les dije que parecía que solo estaban para los políticos, ahí me dijeron que yo era famoso, ante lo que respondí que yo soy un ciudadano común, que no tenía poder. Pero realmente hicieron un gran trabajo, quiero destacar la labor de la justicia. En este caso también Meta (NdR: la empresa dueña de IG) estuvo bien, porque brindó la información. Espero que esto sirva para desalentar a los que agreden en las redes sociales. Me pone contento que haya cosas que se pueden hacer, que así como me escucharon a mí puedan escuchar a otros.

¿Crees que este fallo puede ser un disparador para que las cosas empiecen a cambiar?

-Después de 30 años de carrera y 50 de vida, todo lo que pueda hacer desde mi lugar, todo lo que pueda hacer para que la gente sepa que no se tiene que dejar agredir, que tengan cierta protección, lo voy a hacer. Esto va a servir para concientizar a los dos lados, a los agresores y a los agredidos.

Durante la conversación surgió el tema del “vacío legal” en estas cuestiones, ¿conocés alguna iniciativa que busque cambios?

-Si hay un proyecto para cambiar esto, para legislar sobre la responsabilidad de las redes y las plataformas, que cuente conmigo, sea del partido que sea. No tengo dudas de que tienen que cambiar la legislación. Las cuentas en las redes sociales tienen que ser abiertas con nombre y apellido, que se hagan cargo de eso. No puede ser que la gente insulte y amenace sin consecuencias.

En la misma línea se expresa, Madeo Facente, abogado de Liberman, que actuó también en el caso del creador de Fútbol Libre. Para el letrado el fallo logrado en el caso Liberman “puede marcar un hito, puede ser paradigmático”.

“No recuerdo un caso de identificación de una persona que amenace en las redes sociales por fuera de gente que haya amenazado a políticos, y con cargos altísimos. Que un ciudadano común logre esto marca un hito interesante”, destaca Madeo Facente. “Hicimos una buena denuncia, aportamos toda la prueba necesaria, circunscribimos el delito, denunciamos hostigamiento digital y amenazas simples. Actuaron muy bien el juez y la fiscalía desde el primer momento llevaron a cabo las medidas de prueba necesarias”, agrega.

En cuanto al desarrollo de la causa, el abogado explica que la denuncia fue realizada en febrero y “para octubre ya teníamos a la persona identificada y se avanzó con el fallo”.

“Como parte de las actuaciones fue enviado un oficio a Meta, que tiene domicilio en Estados Unidos, pidiendo información. La respuesta fue rápida dentro de todo y permitió avanzar. Suministraron la dirección de IP de la cuenta asociada de IG, cuentas de correo asociadas, constancias de los mensajes en el tiempo correspondiente, etcétera”, da cuenta Madeo Facente. La aclaración es válida, ya que tanto el abogado como Liberman remarcaron que generalmente las plataformas son reacias a colaborar y brindar información. No fue este el caso.

La información reunida por la justicia permitió conocer el verdadero rostro detrás de las agresiones al periodista. Y así lo explica Madeo Facente: “Llegado octubre, esta persona fue identificada y demorada. Se le tomó declaración y firmó una suspensión de juicio a prueba. Se trata de un acuerdo entre las partes, una de ellas reconoce la comisión del delito y para dejar el proceso digamos en stand by, fija un domicilio, donde se lo pueda encontrar, se abstiene de llevar adelante las cuestiones por las que fue hallado culpable (las amenazas). Tampoco puede contactar por ningún medio a Martín y le fue impuesto que lleve adelante un proceso de capacitación de seis meses. Si en ese lapso incumple alguna de las pautas, se cae el acuerdo y puede reiniciarse la causa. Incluso puede ser detenido y no puede volver a realizar una suspensión de juicio a prueba en otra causa que le surja eventualmente”.

El abogado coincide con Liberman en cuanto a la importancia de la sentencia dictada, pero también en la relevancia que tendría un cambio de legislación. “El avance de la causa demostró que puede haber consecuencias para los que amenazan, que existen los medios para identificar a las personas que las hacen. Creemos que tiene que haber más seguridad en la creación de cuentas en las redes sociales. Considero que existe un vacío legal, pero es algo a nivel mundial, ya que las plataformas ni siquiera tienen domicilio en la Argentina”

“Las plataformas deberían permitir individualizar a las personas, algo que no se hace seguramente por un interés comercial, para que se creen cuentas masivamente. Hoy en día no existe una legislación clara sobre las amenazas digitales”, concluye.

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